lunes, 27 de mayo de 2013

El sueño



En mi sueño te volví a ver. Creo que apareciste ahí porque deseo desde hace tiempo que lo hagas, que vuelvas a mi vida así como llegaste... De casualidad...

Estabas como siempre, radiante y lleno de energía... Esperabas que saliera (no sé dónde me encontraba)... Con apenas verme comenzabas a ser amable y elocuente, a tratarme bien y a preguntarme cómo estaba.
Salimos caminando, sin prisa e intercambiando seguramente más de una anécdota de cómo estuvo el día. Recuerdo que hasta ese momento había suficiente luz del día como para no temer o siquiera presagiar lo que vendría después.

Conforme nos alejábamos del punto donde nos encontramos, de donde pasaste a buscarme, nos adentramos en un parque... Creo que te oí decir algo, algo que ahora ya no recuerdo bien. De repente ya no estabas y giraba la cabeza para buscarte pero no te encontraba. Lo que sí divisé a lo lejos fue un león, de mirada amenazante y que claramente buscaba una presa... Temí por mi vida y me escondí bajo uno de los tantos arbustos de aquel tupido parque, abarrotado de árboles grandes y altos y de césped verde puro.

El león se dejaba guiar por su fino olfato a fin de encontrar su presa ansiada. Yo no podía moverme, temeroso de que así llegase más rápido a mí y entonces ya no tuviese más remedio que resignarme a morir.
El león me divisó y yo a él. Vi su mirada, la mirada de quien encuentra lo que quiere y ya debe destruirlo para saciar su propio apetito. Decidí que no podía sucumbir ante aquella fiera ni que aquél era el lugar que merecía para cerrar mis ojos a la luz de este mundo. Corrí.

Corrí con todas mis fuerzas y más. Mis piernas se vieron robustecidas por el ánimo de no dejarme vencer ante tamaña criatura salvaje. Podía sentir cómo el león se esforzaba igualmente por darme alcance. Yo corría aún más en medio de aquel enorme parque que parecía no tener una salida. Habría podido correr días de días en él y jamás habría salido...

Entonces vi a lo lejos una banca, a continuación de un gran árbol que ofrecía más de una firme rama de la cual bien me podía colgar y así estar a salvo del león, que en cualquier momento me iba a dar alcance. No dudé en optar por esta solución así que empleé las últimas fuerzas que me quedaban con tal de llegar hasta la banca. Ya próximo, tomé impulso y brinqué sobre ella. 

Alzando mis brazos me elevé lo suficiente como para alcanzar una de las fuertes y firmes ramas de aquel generoso árbol, que aquel día (o debo decir aquella noche ya que no veía más la luz solar) se había des-cubierto generoso ante mi mirada y me ofrecía la salvación que aguardaba. Prendido de su rama, vi la llegada del león que ya no podía darme alcance. Sin embargo, no se resignaba sino que daba grandes saltos con tal de llegar a mí. Era en vano  pues no conseguía siquiera rasgarme los pantalones con sus bien afiladas garras de felino imposible de domesticar.

No recuerdo cuánto rato el león trato infructuosamente de arañarme, de llegar a mí. Cuando se cansó y dio por terminada su cacería, comenzó a alejarse... Y a medida que se alejaba se presentó ante mis ojos el milagro de ver su transformación gracias a la cual dejaba de ser aquel salvaje animal que me había acechado para convertirse en un joven, en un muchacho como de mi edad...

Me solté de la rama y fui a esconderme tras la banca que me había servido de punto de impulso para llegar al árbol. Desde ahí lo vi y me sentí extraño. Me parecía conocerlo... No vi con claridad su rostro, no puedo decir quién era. Y he comenzado a dudar si lo escuché reírse en tanto se alejaba...

Pero de una cosa estoy seguro: fieras como aquel león, famélicas de una presa, las hay muchas, sueltas por ahí... Quizá no las vemos, quizá están disfrazadas así como la que me persiguió a mí. No les conviene mostrar su naturaleza desde un primer momento y entonces optan por disfrazarse imitando nuestra apariencia humana.

Sabiendo que no habría podido hacer frente al león y su descomunal fuerza e insaciable apetito supe que huir de él y ponerme a buen recaudo era una opción. Cuando no podemos hacerle frente a ciertos males creo que lo mejor es alejarnos de ellos y estar alertas por si regresan... 

Si me preguntan quién ganó, no diría con tanta ligereza que fue el león. El león renunció a su empresa, a capturarme, al verme seguro después de haber empleado los recursos necesarios para estar lejos de su radio de acción: mi inteligencia y la bondad de las circunstancias. Ambas unidas por la sensatez me presentaron el camino... Y al ver el camino y la seguridad que éste me ofrecía me fue claro que tenía que seguirlo. Opté: lo seguí.

viernes, 12 de abril de 2013

Alma y corazón



Andrea Bocelli tiene la capacidad de sorprender a su público con cada nueva entrega musical que hace. Passione, su más reciente entrega, corrobora lo que digo. A la par, Bocelli nos demuestra que posee un talento vocal que le permite cantar los más diversos repertorios de música clásica romántica con una ductibilidad e intimismo únicos y que son seguramente la envidia de más de un cantante de nuestros tiempos.

Con Passione, Bocelli hace un increíble derroche de musicalidad. Ha sabido escoger con inteligencia cada una de las canciones que se contienen en este álbum. El acompañamiento musical -exquisito sinceramente- y su voz etérea y siempre joven y fresca tienen la capacidad de transportarnos a un paraíso inimaginable,  permitiéndonos evocar más de un recuerdo, porqué no, acompañado de sentimientos con historia. Historias siempre de amor, de desamor, de olvido y de reencuentro. Sin lugar a dudas, que podamos experimentar mil y una sensación de este tipo solamente es producto de la voz de Andrea Bocelli.

Passione arranca con la inmortal Perfidia y particularmente debo confesar que quedo atrapado por su perfecta pronunciación del español. Esta idea la corroboro cuando escucho su interpretación de la igualmente eterna Quizás, quizás, quizás, donde se hace acompañar por Jennifer López, quien brilla con sus notas agudas aunque -valgan verdades- debe mejorar su pronunciación de la letra erre española, con la cual ciertamente, no está muy familiarizada.

Si con el español Bocelli encandila, con el portugués seduce. Así se puede apreciar al escuchar su interpretación de Garota de Ipanema, Corcovado y Tristeza. Las menciono en este orden porque en este orden las prefiero. La primera tiene la capacidad de trasladarnos a las tierras brasileñas llenas de seducción  -y por qué no decirlo- de lujuria muy propia de aquellos lares. La segunda y la tercera, si bien atrapan con sus suaves melodías, tienen partes cantadas en otros idiomas (Corcovado, un fragmento en inglés, y Tristeza, un fragmento en italiano) que a mi parecer son innecesarios. Habrían podido lucirse más si hubiesen estado igualmente cantados en portugués. El valor agregado, que sólo alcanza una de estas dos últimas, lo tiene Corcovado, que Bocelli canta a dúo con Nelly Furtado. ¡Estupenda voz!

Continuando, Bocelli nos ofrece When I fall in love y Love me tender. ¡Todo un encanto! Se presentan como un contraste al exotismo de las canciones en portugués desde el momento que generan una atmósfera de intimidad y delicadeza. El compás pausado y las notas dulcemente cantadas por Bocelli hacen una de las principales delicias de esta entrega, donde particularmente he terminado amando la lengua inglesa.

Un valor adicional que tiene Passione es el de rendir tributo a una grande de todos los tiempos, a una diva y su tormento de amor: Edith Piaf. Con La vie en rose uno desea estar en Francia y no pertenecer a ningún tiempo que no sea el tiempo de l'amour bohemien. Bocelli nos devuelve a la Piaf con esta interpretación, la rescata de un imposible olvido y nos hace desear un abrazo, un beso, una complicidad...

La segunda otra mitad del disco, indudablemente y como tiene que ser, nos trae canciones tanto en italiano como en napolitano. Las canciones en italiano, a mi parecer, se encuentran encabezadas por el que ha sido un gratísimo descubrimiento musical para mi. Hablo de Love in Portofino, poseedora de una melodía y un mensaje de esperanza:

I found my love in Portofino
perché nei sogni vedo ancor
lo strano gioco del destino
a Portofino m'ha preso il cuor...
Non è più triste il mio cammino
a Portofino... I found my love...

El violín que con sus notas de acompañamiento atraviesa toda la línea musical estremece, aún más cuanto más se acerca al final de la canción. Sin lugar a dudas, Love in Portofino es la más preclara expresión de la satisfacción amorosa y su conquista... Basta solamente volver al último verso para que no haya lugar a suspicacia alguna. Seguidamente, otras de las 7 canciones italianas que más me han gustado son Champagne, así como también A mano a mano Senza fine. Las coloco en este orden porque los sentimientos que cantan van desde el abismo de la derrota amorosa a la satisfacción de la pasión, en medio de un estallido emocional propio de quien está enamorado.

Champagne es la canción de todo aquel que algo ha perdido en el campo del amor. El perfecto himno a la imposible dicha por separarse de alguien que se ha querido tanto. La canción describe a un hombre apenado por ver a la mujer que amó ahora en brazos de otro. Con la finalidad de calmar un dolor, éste recurre a la bebida, al champagne: "Cameriere, champagne...". Y el tarareo de Bocelli que sigue a continuación es un delirio de sufrimiento. ¡Amo mil veces esta canción cada vez que la escucho!

A su vez, A mano a mano ofrece un dolor más controlado, más pensado incluso. Pero que en medio de esa presunta racionalidad del sentir quiere abrir una esperanza: 

Può nascere un fiore 
nel nostro giardino
che il vento crudele
non potrà mai gelare...

Y qué decir de Senza fine, donde Bocelli consigue transmitir un mensaje acabado del hombre romántico, donde queda patente que el amor es una locura que lo arrastra todo:

Senza fine 
tu trascini la nostra vita...

Finalmente, las canciones napolitanas: Malafemmena, Anema e core y por último Roma nun fa la stupida stasera. Las tres tienen un efecto conmovedor, cautivante en medio de ese derroche de delicadas frases de angustia y estremecimiento. De las tres, en lo personal, he valorado más Malafemmena. Ésta es el parangón de la canción del amante doliente que uno encuentra en Champagne. En ella se expresa la confusión de sentimientos de aquel que ama y ya no ama (o no quiere amar más) al mismo tiempo. Debo decir que al escucharla recordé el verso de Pablo Neruda en su Poema 20 "Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero". 

Malafemmena nos involucra en el pesar de un hombre que ha sido engañado por una mujer dulce como el azúcar, pero que se vale de su rostro de ángel para engañar. Se le quiere y/o se le odia, pero definitivamente no se le puede olvidar. ¡Bella canción! Nuevamente he reiterado mi admiración por la canción tradicional italiana y su factura poética, que la dota de universalidad y la hace clásica, imperecedera y objeto de inspiración.

Passione, como lo dije al inicio, es un disco para enamorarse, para soñar con el amor y para recordar lo que se amó y a quien se amo. Andrea Bocelli nuevamente sorprende con esa infinita capacidad para tocar nuestras fibras más íntimas y hacernos partícipes de todo lo que canta y de todo lo que siente al cantar. Y todo este milagro de la melodía y la emoción es posible gracias a canciones sublimes y estremecedoras escogidas con inteligencia, un acompañamiento orquestal impecable y una voz como la de Bocelli, que canta con el alma y con el corazón.

sábado, 16 de marzo de 2013

El cordero del sacrificio



Hacia finales del 2010 voté por Susana Villarán para que fuese la nueva Alcaldesa de Lima por los siguientes 04 años. Confiaba en su propuesta de gobierno municipal, la veía como una figura carismática y creía en sus competencias personales. Pensaba que la experiencia ganada tras su paso como Ministra de la Mujer durante el gobierno del ya fallecido Presidente Valentín Paniagua sería un caudal fundamental que la habría ayudado a conducir Lima mejor de lo que ya lo habían hecho sus antecesores. Hoy estoy más que convencido que el día de mañana, en que se nos ha llamado a todos los ciudadanos a consulta popular de revocatoria de su mandato y de otras autoridades ediles, Susana Villarán debe dejar el cargo, dar un paso al costado y permitir que Lima sí avance.

Pese a la ineficiente administración que ha conducido a lo largo de estos poco más de 02 años frente a la Municipalidad de Lima, Susana Villarán no me cae mal. Pero tampoco bien. Se ha convertido para mí en una de esas figuras políticas sin ton ni son, que simplemente están desempeñando labores en un cargo y que esperan culminarlas para regresar a su casa, con tranquilidad y sin problemas. Definitivamente me caía mejor cuando voté por ella en el 2010. Por aquel entonces era impensable votar por la siempre inefable Lourdes Flores Nano, su piscina fresca en su lujosa mansión y su padre majadero. Este trinomio bastaba para no darle mi voto a esta buena señora pequeño-burguesa.

Digo que voy a votar por el SI, para que sea revocada, pero lo hago con un poco de vergüenza, he de confesarlo. Vergüenza porque la opción del SI no está representada por notables figuras del mundo del arte o de la política. En este sentido el SI es huérfano de encumbradas personalidades que con su sola figura respalden y ennoblezcan esta opción. Al contrario, apoyan el SI gentes de la política más lumpen que jamás se haya podido ver. Empezando por el adalid de la revocatoria, Marco Tulio Gutiérrez, que simplemente es un imbécil, pasando luego por los apristas hasta llegar al cerebro de toda esta operación, el ex alcalde Luis Castañeda Lossio. Castañeda ciertamente "se la juró" a Villarán el día que ésta decidió perder más de un año de gobierno municipal investigando su pasada gestión, salpicada de no pocos hechos turbios. Todo esto nos ha podido demostrar a la larga que, en política, los amigos que no ganas hoy son los enemigos que temerás mañana.

En medio de todo este proceso electoral, que se viene cocinando desde pocos meses después del triunfo de Villarán y su acceso al sillón municipal, optar por el NO se ha vuelto la obsesión-compulsión de muchos ciudadanos desinformados, que se han suscrito al NO simplemente porque las grandes personalidades de las que hablaba líneas atrás se hayan entre las filas de esta alternativa electoral. Así, no es solamente políticamente correcto sino incluso snob decir que se vota por el NO sin saber muy bien cuáles son las implicancias de mantener hasta el término de su mandato a la actual alcaldesa y su equipo de... ¿trabajo? ¡Claro¡ ¿Si Pérez de Cuéllar, Vargas Llosa o Szyszlo dicen que NO entonces quién soy yo para optar por lo contrario? A esto se suma que decir que NO es presuntamente estar consciente de que el trabajo de Villarán que si bien no ha contado con un considerable o siquiera mínimo refrendo material -obras tangibles- en su favor puede decir que ha establecido políticas municipales orientadas al crecimiento del capital simbólico ciudadano y mil paparruchadas más. En su figura opuesta, vota por el SI aquel que se ha visto necesitado de escaleras para acceder a su vivienda ubicada en algún cerro del Rimac o el que no ha visto debidamente abastecido su comedor popular y entonces ha pasado hambre. O aquel que no encontró correctamente equipado su Hospital de la Solidaridad. Así, decir que SI o decir que NO, más allá de generar diferencias políticas, dota de una cierta marca de clase que unos más, unos menos, están dispuestos a asumir sin prejuicio.

Me parece sorprendente que la animosidad de los revocadores haya llegado tan lejos. Hace un año pensé que esta movida en verdad no habría conseguido sus fines. Hoy, con alguna consternación, veo que el que la sigue la consigue, y esto se aplica con más fuerza en política, donde todo vale y donde, como decía un profesor mío de Sociología de la San Marcos, no se puede hacer política predicando el sermón de la montaña de Jesucristo. Pese a todo, y ya que se nos llama a consulta popular, votaré por el SI. Pero como que voto por el SI también podría votar por el NO, evidentemente. El hecho que me termina de convencer a optar por el SI es la magnitud que esto tendría, al sentar un importantísimo precedente de la vigilancia y poder ciudadanos. Sería la primera gran autoridad peruana -y para este preciso caso, limeña- que se conseguiría revocar. El mensaje de fondo que se lanzaría altertaría a toda la clase política, añeja tanto corrupta como ineficiente, a trabajar con mayor compromiso por la sociedad que representa. El juez injusto, el alcalde abusivo o el congresista paria saben que pueden hacer lo que quieran porque nadie los va a mover jamás de su sitio. No solamente contemplamos la ejecución de prácticas atroces de ineficiencia y corrupción sino que nos vemos impotentes de hacer algo por extirparlas, porque la sola voz de un ciudadano que se queja ante un alcalde por una decisión abusiva no basta para hacerle ver que debe su sueldo a la contribución tributaria de su comuna y que por tanto debe respeto y debida escucha al vecino.

La actual situación de revocatoria se perfila como una estupenda oportunidad para sentar este precedente del cual vengo hablando. Si bien es cierto que han podido haber peores alcaldes que Villarán, lamentablemente a ella le tocó entrar en jaque y así se convierte en el perfecto cordero del sacrificio para emprender algo todavía más importante: la vigilancia ciudadana con poder ejecutorio. Más allá de querer ser más papistas que el papa, optar por la revocatoria es mil veces más que arañarse por los miles de millones que el erario pierde. Estos igualmente los pierde día a día, mes a mes y año tras año con la ineficiencia y corrupción de sus innumerables autoridades, las que impiden un mayor crecimiento exponencial de nuestra ciudad capital, y en líneas generales, del Estado peruano.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Hay amores que son equivocados



Venezuela ya nunca más será recordada solamente por su Alma llanera, el Salto Ángel, sus paradisíacas playas o por ser la patria del autor de Doña Bárbara... De ahora en adelante se le deberá recordar también como aquel exuberante país que vio nacer y morir a uno de los hombres más importantes de los últimos 50 años para el continente sudamericano. Claramente estoy hablando de Hugo Chávez, su más reciente dictador.

Chávez y su carisma se van a quedar impregnados en el imaginario continental por muchos años. Se sumará a una larga lista de personalidades latinoamericanas que, para mal o para bien, le han dado a nuestras tierras innumerables páginas de historia por escribir. Su carácter colosal ciertamente lo hará irreemplazable a partir de hoy, eso hasta que los llanos venezolanos puedan parir nuevamente un portento de orador y dictador como lo fue "el Comandante".

Cuando tuve la oportunidad de estar en Venezuela conocí un país fracturado, convulso y en pie de lucha permanente. Una lucha doble, sostenida de un lado contra los presuntos países enemigos de la propuesta política y de gobierno que encabezaba Chávez así como dividido en sus fibras más intrínsecas. Unos ciudadanos contra otros enfrentados, sectores sociales en constante estado de disputa reflejada en la conversación del centro comercial, la pequeña discusión en una bodega o los polos tricolores de muchos jóvenes caminando por Sábana Grande me hacían ver que estaba en el país más exacerbado de Sudamérica.

Por más que siempre vi en Chávez a un dictador caribeño de oratoria incontenible y a veces obscena, debo reconocer (siempre lo he hecho) que nunca me cayó mal. Muchas veces pasé los domingos, desde las 11 am hasta las 5 pm pegado de la Radio Nacional de Venezuela escuchando su imposible "Aló, Presidente". Me interrumpía mis transmisiones de ópera (la primera que me interrumpió fue una Tosca cantada por el tenor español José Carreras) pero igualmente lo escuchaba. Lo hacía porque su fácil verbo encandilaba, su particularísimo sentido del humor me ganaba y porque necesitaba saber más de aquel país que en aquel entonces me acogía (hablo de un periodo de 06 meses comprendidos entre los años 2002 y 2003).

No odiaba a Chávez, es cierto, pero era innegable que sostenía mis puntos de vista sobre su condición de dictador, sobre todo cuando debatía con mi tía Bertha, quien creía ciegamente en su proyecto de gobierno. Lo hacía también por un ejercicio de inteligencia, de lucidez, de hacerle ver cuándo un gobierno, por más asistencialismo que brindase, no era uno de neta y acendrada factura democrática.

Ayer, al enterarme de la noticia de su deceso, no pude evitar conmoverme. Es un ser humano, libró una dura batalla contra una terrible y aún poco conocida enfermedad. Pensar en ese militar robusto y altisonante, combatiente, dando lucha día a día, hora a hora contra esa enfermedad me hizo admirarlo un poco (siempre he pensado que en su situación habría buscado el primer abismo que me pasase por el frente). Me conmovió igualmente el hecho de pensar que muchos venezolanos, beneficiarios de su asistencialismo, hayan perdido a un líder y hoy se sientan desprotegidos, nuevamente a la deriva. Y me conmovió caer en la cuenta que desde hoy Hugo Chávez se ha convertido en un hombre para la eternidad y eso es algo que absolutamente nadie se lo podrá quitar.

No niego que Chávez haya querido llegar al poder no solamente para gozar de ese poder y sus comodidades sino también para socializar con miles de miles de venezolanos todas esas oportunidades que brinda el poder. Sin embargo, lo indubitablemente cuestionable es los medios de los que se valió para llegar a proveer a tantos venezolanos de una alternativa de vida y desarrollo. Aplastar la institucionalidad democrática jamás es una opción. Pero no se puede negar que con él más de un venezolano supo lo que es acceso a servicios sociales, a estudio y salud y a una perspectiva de vida a futuro más allá de las zonas marginales, olvidabas por la clase rica que acuñó su fortuna en base a la riqueza petrolera de la nación.

Ese amor por Venezuela llevó a Chávez a buscar el poder. Empero, su determinada tozudez a no dejar el gobierno y a aferrarse a él después de un proceso electoral que nunca terminó de convencerme acabaron por desacreditar aún más su nombre ante el mundo, pero no ante aquellos que le agradecían por una esperanza del mañana, que no se basaba en simples promesas sino en acciones, acciones enmarcadas dentro de una preclara política asistencialista y clientelista.

Chávez le cantará siempre a Venezuela, con alma de trovador. Ha pasado a formar parte de una suerte de parnaso del cual ya no saldrá jamás. Será recordado por su gobierno férreo y escasamente democrático, su idolatría por Bolívar y esa admiración deslumbrante por las tierras venezolanas a las que un día decidió amar y por las cuales un día se obsesionó. Lo hizo al punto de moverse a alcanzar el poder y hacer pensar a muchos que vivía un amor equivocado por aquella patria de la que se hizo señor un 02 de febrero de 1999 y de la que se marchó solamente llevado por la enfermedad. Una vida que como tantas otras vidas, son los ríos que van a dar en la mar que es el morir.

jueves, 14 de febrero de 2013

Porque el tiempo tiene grietas...


Quien no conoce nada, no ama nada.
Quien no puede hacer nada, no comprende nada.
Quien nada comprende, nada vale.
Pero quien comprende también ama, observa, ve...
Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa,
más grande es el amor...

Paracelso (1493 - 1541).



El amor no es lineal, como tampoco lo es el olvido. Y del mismo modo pasa con la amistad. Tanto amor como amistad se circunscriben a un tiempo y espacio determinados. Cuando suceden de manera espontánea y voluntaria se les aprecia en su total plenitud. Ni amor ni amistad pueden forzarse, mucho menos planificar su realización o el instante en el que surjan porque entonces se verían impostados. Esto no se opone al hecho que deban ser alimentados con tiempo, paciencia o dedicación para que entonces perduren en el tiempo. Cuando aparecen tanto amor como amistad algo cambia, pero no se sabe con precisión qué. Los días tienen una inspiración diversa que no consigue traducirse ni explicarse completamente en unas cuantas líneas. 

Tanto el amor como la amistad implican el despliegue de una expresa voluntad de conocimiento de la persona, de poder comprender su complejidad emocional y de adaptarse en cierta medida a la misma, haciendo muchas veces concesiones e incrementando los niveles de paciencia para no terminar desertando de alguna de estas relaciones. Muchas veces el lenguaje que se emplea para hablar de amor y amistad es un lenguaje cargado de idealismos y esencialismos, donde la idea de la eternidad del vínculo es fija. Pensar que el amor o la amistad podrían no durar siempre, o durar poco, genera ansiedades de las cuales muchas veces no somos conscientes. Tras todo ello hay un deseo de aferrarse a aquello que de alguna manera dota de sentido a las relaciones humanas. Un sentido que renueva la vida misma más allá de los ámbitos del trabajo, del estudio o de la comunidad. 

En un mundo convulso y sensacionalista como el de hoy las personas ya no tienen tiempo para cultivar grandes amistades. Lo que en cambio se cultiva con "contactos". Las redes sociales son el más preclaro ejemplo de lo ilusoria que puede ser la idea de amistad, donde se tienen presuntos amigos a los cuales no se ve jamás, o con los cuales no se habla jamás. Ni una llamada ni tampoco un chat pero pareciera que bastase tenerlos en una mera lista de contactos y entonces nos conformamos con saber que siguen siendo parte de nuestras vidas cuando ya pasa efectivamente todo lo contrario. Asimilar esta idea no es fácil. Nuevamente está el ansia de querer que estas personas no se vayan jamás de nuestras vidas. Pero indefectiblemente va a pasar que terminarán marchándose y esto es natural, por decir lo menos. Cada uno debe seguir un rumbo que muchas veces no marcha paralelo al de nuestros amigos. 
La riqueza de apreciar relaciones de este tipo radica en pensarlas en un contexto determinado de desenvolvimiento, con una vitalidad y belleza únicas que tenemos que hacer nuestras al máximo. Después que pasen quedarán los más lindos recuerdos y estos complementarán el bagaje de nuestra memoria.

Lo mismo sucede con el amor, aunque con mayor intensidad: se ama lo que se conoce y se conoce lo que se ama. Se ama aquello por lo cual se ha alcanzado un nivel de comprensión tal que ha superado un buen número de diferencias (no todas claro está). Y a su vez este deseo de conocimiento y comprensión se guía por el deseo ferviente de amar. Hay en todo esto una mutua correspondencia. Más allá del término de una relación amorosa o de una amistad, queda el recuerdo. De este recuerdo es que no podemos liberarnos. Empleo el verbo liberar no en un sentido negativo sino con algo de ironía, porque a nuestra mente regresan imágenes del pasado, algunas buenas y bellas como otras no que definitivamente nos siguen ligando, aún a la distancia sea de tiempo como de espacio, a aquello vivido. Igualmente y de modo inexorable, nos reportan aquello no tan bueno ni tan bello que nos unió a alguna persona y que precisamente fue la causa de que todo acabase.  
Se piensa que el olvido es lineal, que el no-recordar a alguien es posible. Sin embargo, cuando algún mínimo detalle regresa es que nos damos cuenta que ese olvido tiene sus grietas, por las cuales nuevamente se filtra la presencia -cada vez menos nítida- de las personas que alguna vez tuvieron importancia para nosotros. 

San Valentín es una fecha pensada para la celebración del amor, primero, y de la amistad, después. Pero porqué no pensar que en medio de tanta declaración amorosa o renovación de afectos uno puede sentarse a rememorar los viejos amores o las viejas amistades y -en la contemplación del vacío que nos dejaron-comprobar que aún conservamos la capacidad de reconocer el valor agregado que a nuestras vidas le dieron y lo que pudieron aportar a nuestra mejora como personas. Sólo así, creo yo, podemos resarcirnos del pasado, terminar de ubicarnos en nuestro presente y mantener la firme expectativa por el futuro.


miércoles, 6 de febrero de 2013

Nuevas tendencias de la teoría sociológica - Problemas más visibles de la sociología contemporánea


Los padres de la Sociología: 
Weber, Marx y Durkheim


Premisa.-
Si podemos hablar de nuevas tendencias de la teoría sociológica ya podemos constatar de hecho la vitalidad de la misma como cuerpo de conocimientos que con el paso de los años, de las diferentes transformaciones del mundo y superando el juicio de la historia ha renovado su compromiso por ofrecer un entendimiento más profundo del hombre, de su quehacer, del entorno que le rodea y en el que se desenvuelve.
Independientemente de los debates que se puedan producir al interior de la disciplina sociológica, algunos de ellos más encarnizados que otros, encontramos una ciencia que se fortalece con la actividad intelectual y académica de muchos de sus teóricos, quienes por la riqueza de las interpretaciones que ofrecen, bien pueden ser considerados pensadores, tributarios de una cultura humanística que -como su mismo nombre lo dice- siempre ha tenido y seguirá teniendo al hombre como centro de su quehacer. He aquí la cualidad imprescriptible que hace de la disciplina sociológica una de las tantas hijas de la Modernidad.

Nuevas tendencias de la teoría sociológica.-
Ofrecer una evaluación de las nuevas tendencias y perspectivas de la teoría sociológica constituye una empresa ingente. La diversidad de tendencias, orientadas por el surgimiento de la necesidad de entender de manera más acabada al hombre y su actividad social, de llegar a aquellos aspectos de su dinámica poco o nada explorados, ha hecho que desde diferentes espacios académicos (principalmente desde Europa y Estados Unidos) se comiencen nuevos estudios, aportando para la disciplina sociológica novedosas especialidades antes dejadas de lado.
A continuación se abordará algunos de los nuevos intereses de estudio que se han ido presentando al interior de la actividad académica sociológica que bien pueden ser considerados como nuevas tendencias de su labor científica.

a)      La identificación de saberes alternativos.
No es nuevo afirmar que, siendo la Sociología una ciencia que nació en Europa, el curso de la producción de su cuerpo de conocimientos haya estado marcado por una impronta etnocentrista de la cual difícilmente ha podido liberarse. Por la misma, se colige que el análisis de la dinámica del hombre -de su contexto espacio-temporal y de los procesos histórico-sociales por los que ha pasado- se ha tenido en cuenta desde una cómoda ubicación occidental. Es cierto que la riqueza de los estudios emprendidos, primero por los padres de la teoría sociológica y después por una retahíla de tributarios provenientes de países como Inglaterra, Francia, Italia, Alemania y Estados Unidos ha alcanzado tal magnitud y legitimidad irrefutable como cuerpo explicativo-comprensivo, que su aplicación a otras realidades, “periféricas” se ha dado casi de manera antojadiza aunque efectiva. Ciertamente, ha brindado un marco científico acabado con el cual se ha trabajado el estudio de la vida social sin oponer mayores cuestionamientos.
 De aquellos puntos geográficos más allá de los confines de los países arriba mencionados, de esas periferias es que precisamente ha surgido un nuevo interés por re-valorar los saberes alternativos al de tipo etnocentrista, esos que provienen de las culturas ancestrales y milenarias que precedieron cualquier tipo de proceso de colonización pensado y emprendido desde las Europas, igualmente dotados de criterios de rigor válidos en sus propios contextos y en sus propias prácticas sociales, tenidas por menores a ojos del invasor y su razón occidental.
La tendencia en este sentido versaría en considerar legítimo, per sé,  estos saberes existentes hasta el día de hoy y que han sobrevivido a los embates de la implantación de una maquinaria cultural occidental que el gran número de veces se impuso a la fuerza, costando la vida de hombres y mujeres con una lectura “diferente” del mundo. Esta lectura “diferente" ya bastaría para que tales saberes puedan entrar a los debates epistemológicos y científicos, venciendo el mito de ser simplemente meros cuerpos de mitos incapaces de entrar en diálogo con la razón occidental.

b)      Las temporalidades alternativas.
La concepción del tiempo lineal propio del pensamiento moderno occidental es una de tantas formas de concebir el tiempo y cómo en base al mismo se ha dado la organización de la actividad del hombre en sociedad, sin perder de vista su identificación con la misma.
Aquellas culturas ancestrales y milenarias ya concebían la organización del mundo desde un marco temporal diverso, único y ligado con la existencia de instancias divinas que distribuían el curso del tiempo de manera circular, por ejemplo, donde siempre había una vuelta al inicio que se dejó al partir, entendida como una oportunidad de volver a comenzar así como la ocasión para actualizar un estado de las cosas que habría de ser eterno de modo sempiterno.
Emprender estudios sociológicos volcados a comprender la organización temporal de aquellas culturas ancestrales conllevará a establecer una comprensión del poder y su estructuración social, la misma que se hallaba intrínsecamente vinculada al decurso del tiempo. Abordando la configuración del poder es que se llega a las relaciones de dominación y a los esfuerzos y mecanismos desplegados por los débiles o menos afortunados en su lucha por igualdad de oportunidades y equitativa redistribución de los recursos existentes.
La importancia de la consideración de la temporalidad versa en brindar la oportunidad de desanclar los saberes ancestrales de un pseudo-primitivismo en el que se encontraban inmersos, al ser presuntamente diacrónicos con la temporalidad exportada por la modernidad occidental y por lo tanto, mal tachados de carecer de un auténtico marco explicativo-comprensivo de la dinámica del hombre.

c)      Reconocimiento de la igualdad y de la diferencia.
Hablar del reconocimiento de la igualdad y de la diferencia de las personas trae aparejado el concepto de la clasificación social. La igualdad y la diferencia, a su debido tiempo, podrán acarrear la adscripción de las personas a un estado de respeto de sus facultades y prerrogativas así como su legítima oportunidad de oponer reclamación y restitución por un cuerpo de derechos vulnerados, de ser el caso.
Sin embargo, en la diferencia está una de las principales armas de discriminación y segregación social, al endilgar de manera antojadiza características “diferentes”, no “normales” a quienes no se les puede identificar de manera directa e irrefutable dentro de un determinado statu quo de las cosas y de las prácticas sociales.
Descalificando las prácticas sociales “alternativas” de aquellos que deliberadamente se llama “diferentes” se asiste a una descalificación de la persona. Los nuevos estudios sociológicos orientados en este sentido se encaminarían a desentrañar en qué medida la identificación de estas diferencias aporta a la configuración de una jerarquía, donde unos son los legítimamente llamados a gozar del establecimiento y la dación de facultades y oportunidades en contraposición de otros, que por su presunta “no normalidad” son constantemente interpelados como sujetos de derecho.
La igualdad y diferencia como conceptos de reconocimiento han sido algunas de las armas más manipuladas -si no las únicamente manipuladas por excelencia- con las que, de la manera más fanática, aquella modernidad occidental se impuso en los espacios periféricos. Los conquistadores españoles sometieron a los nativos de nuestras tierras materializando este proceso a través de estrategias de sometimiento  que se pretendieron justificar por una “no igualdad” identificada entre los primeros en relación de los segundos. Del mismo modo, las grandes persecuciones religiosas que ha visto el mundo desde que es tal han estado alentadas por la reclamación de una igualdad de credo tenido como verdadero y bueno, ello en detrimento de otros credos “diferentes” y por lo tanto apóstatas.

d)     Otras formas de productividad.   
Otra tendencia de los actuales estudios sociológicos consistiría en recuperar y valorar los sistemas alternativos de producción (organizaciones económicas populares, cooperativas obreras, economía solidaria)  que el dogma productivista capitalista ha denostado, restándole credibilidad y negándole cualquier posibilidad de configurarse como un paradigma de desarrollo y crecimiento económico. De este modo, tales alternativas de producción se han mantenido relegadas y subordinadas a la lógica capitalista, confirmada por el proceso de globalización.
Concentrar esfuerzos de análisis y estudio de estas formas alternativas de producción significa entender cómo se piensan las relaciones de valorización, intercambio, negociación y crecimiento económico para aquellos mundos periféricos con prácticas sociales diversas y múltiples.
Asintiendo con el parecer y apreciaciones del sociólogo Boaventura de Sousa Santos, de quien se han tomado los aportes, considerar todos estos aspectos como cuestiones de interés para la forja de nuevas especialidades de la disciplina sociológica comporta sacar de un largo estado de silenciamiento, supresión y marginalización a aquellas realidades que suman a una versión más amplia de la realidad, la que supera los parámetros pensados por la modernidad occidental, donde las mismas tienen actividad y existencia propias.

Problemas de la Sociología contemporánea.-
Al comenzar este acápite se habló de la vitalidad -y por qué no decirlo, actualidad- de la disciplina sociológica merced de la pluralidad de perspectivas teóricas y de especializaciones que constantemente se forjan al interior de ésta. Dicha multiplicidad de enfoques teóricos es la garantía mejor que mantiene a la Sociología a salvo del dogma o de devenir en un cuerpo de saberes estáticos y poco o nada acordes con la evolución del hombre y su vida social.
Gracias a esa multiplicidad es que se llevan a cabo las más ambiciosas investigaciones, todas ellas apuntando a brindar mayores aportes al entendimiento de la cuestión social, de su particularidad según el marco geográfico que la alberga y de su singularidad reafirmada a través de la historia y su juicio. Así, antes que ver estos problemas de la teoría sociológica como tales, veámoslos como la invitación a investigar y la oportunidad de agotar recursos y medios que nos permitan dar mayores luces que sumen a un cuerpo de conocimientos todavía más rico y funcional al interés del hombre por dominar la naturaleza.

a)      El problema de la acción humana y la estructura social.
Los esfuerzos por resolver este problema apuntan a ver en qué medida los individuos crean y re-crean las innumerables condiciones de sus vidas, qué tan amplios son sus márgenes de su dinámica y si, por su creatividad e ingenio, son capaces de ir más allá de la fuerza de las estructuras sociales reposadas en sus instituciones, en sus prácticas legitimadas por la repetición y la historia.
La idea acá es dar luces sobre cuán libre es el hombre, o si vive apresado en una jaula de oro que le engaña y le hace creer que él es el amo y señor de sus acciones, dándole a vivir una de las más espléndidas ilusiones. El individuo es un producto inacabado del resultado de numerosas fuerzas sociales que le van configurando a través de los años, modificando sus pautas conductuales y actitudinales de acuerdo a unas disposiciones de poder que piensan y establecen las mismas como las más funcionales a su perpetuación por parte de unos dominadores, que a su vez fijan la maquinaria del consenso social. Con ella presuntamente quedaría anulada cualquier iniciativa de réplica y replanteamiento del orden social.
Si bien es cierto que tales estructuras sociales no cayeron del cielo, sino que son producto del hacer del individuo, éstas una vez establecidas difícilmente posibilitan una ocasión de replanteamiento que las lleve a ser modificadas o sustituidas por nuevas reglas de juego, más aún si se ha caído en la cuenta que tales reglas de juego son útiles, productivas y coherentes con la preservación de un estado de bienestar idealmente generalizado y que ha conseguido respaldo a través de los años.
En resumidas cuentas, el mismo hombre construye su prisión cultural, a la cual se adecúa, luego ésta le ofrece todo cuanto tiene a su disposición y -según los vientos que soplen- deja de satisfacer al individuo, al no poder cubrir (inicialmente) sus nuevas necesidades. En ese momento es que se puede hablar de un replanteamiento de las estructuras y sus instituciones, aunque el inicio de la discusión no inexorablemente augura el surgimiento de un nuevo paradigma.

b)      El consenso y el conflicto.
Hablar de consenso y de conflicto como base de la génesis y desenvolvimiento de la vida social es parte de uno de los dilemas más antiguos de la teoría sociológica y que, sin embargo, cobra cada vez mayor actualidad gracias a unos procesos globalizadores que cuestionan un estado de armonía entre las personas, precisamente porque des-vela situaciones de dominación y de inequitativa distribución de los recursos y de su acceso a los mismos.
La  vida social como tal entraña la contradicción de un crecimiento y desarrollo que al parecer es posible gracias a los enfrentamientos de diversos grupos de interés, de cuyas luchas a las finales queda la lección de fijar buenas prácticas que posibiliten un contexto armónico de desenvolvimiento de la vida en salvaguarda de la continuidad de la misma y de todo lo humanamente creado.
Caer en cualquiera de las dos posiciones sin ofrecer un análisis a profundidad es asumir una actitud ingenua frente a la pluralidad de la dinámica social y su complejidad. Verlo todo como armonía, donde se pueda decir que gracias a un consenso absoluto de las cosas es que marchan las sociedades representa la más cándida de las afirmaciones así como la menos histórica.
Igualmente, pensar que todo es conflicto y una lucha eterna de intereses que jamás encuentran un punto medio de recíproca satisfacción es deslizar la posibilidad de que la causante del presunto no progreso de la sociedad es la vida social misma, de donde se colige que la opción alternativa es la vida fuera de la sociedad. Sin embargo, parcialmente gracias a ambas es que las sociedades, el hombre mismo, han conseguido avanzar y de cuyas luchas se ha arribado a un consenso merced del cual se puede hablar de un progreso de la vida social por medio de la exposición y planteamiento de ideas (e intereses) que han visto superadas las divisiones, tensiones y luchas.

c)      El género
Si hay algo que caracteriza a los saberes de la modernidad occidental, no solamente por su factura etnocentrista es el hecho de que han sido pensados por hombres y mirando a un objeto de estudio la mayoría de las veces asexual. No se ha considerado el rol de la mujer con la debida atención y siguiendo el curso de su evolución e intervención en esa empresa que significa transformar la naturaleza e intervenir en la sociedad.
Atender la resolución de este problema conlleva sentarse a pensar cómo es que las mujeres asimilan y re-producen los diversos procesos sociales en comparación del hombre. Es enfocarse en la existencia de susceptibilidades y de configuraciones históricas de la personalidad definitivamente diferentes entre sí. Y en la  medida de su diferencia es que posibilitan márgenes de acción e innovación que no pueden escapar del estudio sociológico.
Este aspecto podría ser llevado más allá, hacia el estudio de aquellos individuos que no nacen mujeres pero que se someten a la acción de mecanismos culturales de configuración de la feminidad que, efectivamente, les permiten devenir mujeres “culturales”, si no biológicas.
Acá media sobremanera el concepto de identidad de género, el cual ofrece los insumos explicativos necesarios para entender que el mismo, como categoría social, se construye de acuerdo a las imposiciones de la cultura y del medio, dejando muy poco margen para replicar este proceso y optar por otras alternativas.

lunes, 28 de enero de 2013

Características de las migraciones internas en el Perú en los últimos 50 años




Introducción.-
En nuestros días, la migración se entiende como un proceso casi natural por el que las personas dejan sus lugares de nacimiento y de vivienda para trasladarse a otros en los que presumiblemente encontrarán mayores oportunidades de desarrollo. Ante la expectativa de vivir experiencias, diferentes a las que las personas están acostumbradas, y poder entrar en contacto con aquello que el mundo de hoy ofrece, las personas abandonan aquellos sitios que los vieron nacer o donde pasaron algunos años de sus vidas, para salir en busca de nuevas oportunidades y de nuevas sensaciones.
Se migra para ir a buscar cosas que vivir y que ver, que le permitan al individuo acrecentar su conocimiento sobre sí mismo, sobre los demás, sobre la vida. Más allá de anhelar mejores condiciones materiales de crecimiento, al cambiar de  lugar se va a la búsqueda de un replanteamiento de la propia vida desde nuevas experiencias, ricas y vitales, que doten de sentido a los actuales días y que permitan un mejor repaso de los años previos vividos en la tierra que se deja.

El inicio de las migraciones internas.-
Para entender las migraciones internas ocurridas en los últimos 50 años en el Perú se debe tomar en consideración la evaluación de 02 procesos sociales que afectaron la configuración y modernización del país:
a)      El proceso de urbanización.
b)      El crecimiento demográfico.
Por el primero de ellos debemos entender que, a medida que el Perú pasaba por procesos de crecimiento y expansión económica, el aparato estatal comenzó a ampliar su llegada y a robustecer su presencia en todos los puntos del territorio nacional. Economía y política de la mano permitieron el surgimiento de espacios urbanos que paulatinamente fueron postergando el ámbito rural.
Allí donde sólo había concentraciones humanas y un tramado conformado por básicas relaciones sociales de producción e intercambio que posibilitaban la vida es que el Estado implanta sus grandes ciudades. Toda una maquinaria modernizadora acompaña el establecimiento de estos nuevos núcleos urbanos, expresado en casas de material noble, en edificios para las diversas dependencias del poder del Estado, en redes de agua y alcantarillado, luz y teléfono, en escuelas y centros de atención médica. El Perú, así, estaba demostrando que comenzaban nuevas épocas de crecimiento, en medio de un contexto mundial históricamente inolvidable que económicamente le favorecía.
De su parte, por el incremento de la población es que se entiende la migración del campo hacia la ciudad. Los espacios rurales quedan relegados ante las innovaciones modernas que se van concentrando en los nacientes y soberbios espacios urbanos. Miles de peruanos que habían pasado sus vidas en los campos, regentados por una organización latifundista, dejan la comunidad de origen y se embarcan en una aventura diferente, prometedora de nuevas y mejores oportunidades de vida.
Sin embargo, llegar a las grandes ciudades no significó en ningún momento el hallazgo de un paraíso. Parecía que estas nuevas concentraciones urbanas no estaban pensadas para foráneos, gente proveniente de otras partes del país portadoras de pautas sociales y culturales diferentes. Ante ello, los miles de migrantes optan por apropiarse de las áreas libres en estas ciudades, dando paso al surgimiento de lo que conocemos como barrios, barriadas o asentamientos humanos, alternativa que les fue obligada a tomar a modo de solucionar su problema de vivienda.
Estas ciudades aparecían tentadoras a los ojos de estos migrantes, de estos campesinos que hacía poco habían dejado un régimen duro y explotador en el campo, en el latifundio. Estas ciudades se perfilaban como espléndidos polos de desarrollo en continuo florecimiento, pero que como estructura de organización social de las personas no estaba contemplada para quienes no habían crecido en ellas. En virtud de ello, migrantes y campesinos deciden no tirar por la borda el enorme esfuerzo que les había demandado dejar el propio terruño, por lo que se asientan en las áreas libres y con el paso de los años van consolidando una notable presencia, superando los embates de una nueva vida lejos de “casa” y adaptándose con astucia a los diferentes procesos de modernización que después se sucedieron.
Esta migración, de carácter espontáneo evidentemente, puso bajo cuestionamiento el poder del Estado y su capacidad de satisfacer las necesidades de todos los peruanos a lo largo y ancho del territorio nacional. Permitió repensar las oportunidades de vida y desarrollo que a todos ellos se les brindaba lejos de la imponente Lima. Asimismo, fue la ocasión de evaluar qué medidas se debían tomar en torno a este “asalto” a las ciudades y su floreciente modernización y cómo reencauzar un fenómeno social de esta magnitud. Se tiene, entonces, a un Estado cuya autoridad se ve cuestionada y del otro lado a unos sectores populares migrantes que establecen un propio orden y organización social, que dista de la que oficialmente se impone desde los diversos aparatos burocráticos del Estado peruano.
Vemos así que la actitud de estas clases “emergentes” es contestataria, recusa las leyes (ya desde el momento mismo que decide asentarse en espacios libres sin optar por los regulares mecanismos de población de un espacio geográfico) y enfrenta a las instituciones y los dispositivos legales que regulan la vida social por aquellos años. Se asiste, pues, al nacimiento de un nuevo orden que desde esos años hasta la actualidad se va a conocer como informal.

Causas de la migración.-
Los últimos 50 años del siglo pasado de la historia peruana nos presentan el auge de una institución económica férrea como lo fue la gran hacienda, detentadora del monopolio de grandes extensiones de tierra, de las que se extraía sus recursos merced de la aplicación de mecanismos de explotación en perjuicio de campesinos y comuneros, en los que se encontraba una mano servil y mal recompensada. La hacienda era regentada por un hacendado que concentraba en sí un poder político de carácter regional y que se hallaba intrínsecamente ligado a un poder mayor, central, como lo era el gamonalismo.
No solamente se desplegaba una maquinaria político-económica abusiva sino que en términos culturales postergaba la riqueza de las prácticas milenarias provenientes de la cultura andina y del bagaje de su infinito universo de significados sobre el hombre y su fuerte y noble ligazón con la tierra. Pese a este contexto desfavorable, los hombres y mujeres del ande consiguieron mantener a salvo dicha riqueza cultural a través de una práctica silenciosa que consiguió llegar hasta nuestros días.
Fuera del Perú, el mundo experimentaba un importante crecimiento mundial después de haber vivido una infausta II Guerra Mundial. De ello el Estado peruano se había beneficiado gracias a las importaciones de materias primas y de insumos destinados a la actividad bélica, que en buena medida daban cuenta del final del auge de aquellos espléndidos años del auge del guano y del salitre.
Nuestro Estado comenzaba a verse robustecido por grandes préstamos privados y ambiciosas inversiones extranjeras que dotaron de desarrollo a las zonas de la costa norte y central del Perú, a través del establecimiento de enclaves de petróleo y azúcar. Lo propio ocurrió en la sierra pero en términos de actividad minera. En medio de este marco comenzó la expansión comercial que hizo posible el surgimiento de grupos de poder económico y político que van a participar en la toma de las más importantes decisiones para el país en las próximas décadas.
Todos estos procesos modernizadores dieron lugar a un Estado nuevo, acorde con su momento histórico y que paulatinamente estaba dejando atrás aquellos fuertes rezagos coloniales que hasta los primeros 50 años del siglo XX todavía existían y encontraban presencia no solamente en las haciendas y latifundios sino en toda la organización de la vida social por la vida económica.
Se tiene así un país con nuevas capas populares que cada vez más toman parte en la vida política del país y a las que los diferentes partidos políticos habrán de dirigirse, precisamente al ver su carácter dinámico y pujante. Entonces, del extranjero no solamente llegará esta modernización que se traduce en movimiento económico, en negociaciones comerciales o en compra de maquinarias sofisticadas. También llegarán las ideas de justicia social, equidad y participación política que imperaban por aquel entonces en Europa y que con algunos años de retraso conseguirán eco en el Perú.
Muchas de estas ideas serán canalizadas a liberar el campo del abuso latifundista todavía existente aunque ya sin el esplendor de los años pasados. Lo que se conoció como alcanzar la libertad del indio y la reivindicación del obrero serán dos de los temas que con mayor fuerza estarán presentes en la agenda de los partidos políticos, algunos de los más saltantes de esos años como el Partido Aprista Peruano o el Partido Comunista.

Las situaciones desfavorables.-
Se entiende el proceso migratorio del análisis de las difíciles condiciones de vida que tienen lugar en el campo, y por extensión, en todo el mundo rural. Partiendo de la existencia de las grandes haciendas y latifundios que entonces se erigían como entidades absolutas de la dominación territorial se comprende la férrea concentración monopólica de la misma como espacio no solamente para el ejercicio de un abuso de tipo social y económico sino también político.
Las comunidades campesinas se ven así condenadas a vivir en la pobreza y en el escaso o casi nulo acceso a recursos que posibiliten una vida más digna. Obviamente no hay una distribución de riquezas ni se da el debido valor a la figura del campesino o del comunero, que presta su mano de obra servil para un trabajo arduo del cual no se verá justamente gratificado. A la par, la población de estas comunidades irá incrementándose y estará aparentemente condenada a vivir en espacios reducidos e inadecuados.
Todas estas tensiones sociales se pueden resumir en marginación política y social, que trae aparejada la invisibilización del campesino, de la ausencia de sus derechos y de las debidas instancias legales a las cuales pueda dirigirse para reclamar mejores y más justas condiciones de vida que le permitan subsistir y que le garanticen un futuro digno para su descendencia. Carentes de una voz, de una representación y de los adecuados canales de expresión de sus necesidades optarán por abandonar aquel contexto de abuso, maltrato y dominación en busca de una oportunidad de crecimiento, entonces ofrecido por las grandes ciudades y su dinámica económica.

Las alternativas.-
Ante el panorama desolador arriba expuesto se presentan 02 alternativas bien definidas. De una parte está el imposible reordenamiento a profundidad de la tenencia de la tierra, del arreglo de  las relaciones económicas y sociales a través de la intervención del Estado en cuestiones de organización del agro. Esta alternativa acarreaba unos costos y unos esfuerzos que la desidia de un Estado peruano como el de aquellos años -empachado del flujo de capitales e inversiones- no permitió canalizar hasta la llegada del primer gobierno del presidente Juan Velasco Alvarado.
La otra posibilidad era emprender un éxodo del campo a la ciudad que aliviara todas las tensiones hasta ahora expuestas y que con ello no incurría en la modificación de las estructuras de dominación imperantes en el mundo campesino. Definitivamente esta segunda posibilidad fue la que entró en vigor por su viabilidad y sus menores costos sociales. De aquí en adelante estos migrantes encontraron un camino de acceso inmediato hacia las grandes ciudades, y sobre todo hacia Lima, gracias a recursos como las redes viales, que facilitaron su traslado y que por aquellos años se encuentran extendidas por casi todo el territorio nacional, merced de la política de modernización emprendida durante aquellos años (hablamos de finales de la década de los 40 e inicios de la década de los 50).
Todas estas transformaciones económicas favorecieron la migración provinciana hacia la costa. Puntualmente, la bonanza de las exportaciones, la expansión industrial a nivel internacional y las grandes políticas organizadoras de los gobiernos de turno (General Manuel A. Odría) permitieron el incremento de inversiones gubernamentales en obras públicas. De ello que un reflejo nítido de este proceso se haya visto en las redes viales y carreteras que como rutas de penetración facilitaban la intercomunicación de los pueblos.
Otras grandes inversiones se apreciaron en planes de vivienda urbana, mejora de la infraestructura educativa y de salud, creación de fuentes y puestos de trabajo por el auge de las exportaciones. Ante todos estos fenómenos económicos es que se entiende la aparición de las tendencias migratorias, las cuales de esta forma consolidan su proceso.
El siglo XX se cerrará con la el definitivo establecimiento de grandes contingentes de migrantes en Lima metropolitana, a la par que el Estado peruano ya habrá cobrado presencia en todo el territorio, interactuando con las diferentes regiones y pueblos del país, ya incluidos en la vida nacional y en la toma de decisiones políticas.
Estos nuevos sectores populares, consolidados en barriadas o asentamientos humanos, después de haber ocupado casi todas las área libres disponibles, comenzarán a poblar los cerros, a implementar una economía informal como parte de una actitud contestataria y manteniendo vivas su lengua, su cultura y sus formas de vida. Sus tradiciones, creencias y usanzas que se constituirán en un rico bagaje simbólico que les dotará de una presencia inconfundible en medio de la Lima de cemento cada vez más sumergida en una vorágine social, política y económica incesante.
  
Tendencias hacia el año 2021.-
El año 2021 se cumplirán 200 años del nacimiento del Perú a la vida independiente. Sin embargo, el anhelado sueño de igualdad y libertad para miles de peruanos y peruanas sigue aún en proceso de construcción. La aún poco justa distribución de los recursos y de las riquezas permite la aparición de clases sociales dispares, donde unas conocen mejor los conceptos de bienestar y seguridad social, y donde otras todavía esperan una oportunidad de reivindicación, una hora de surgimiento y la esperanza de un mañana que ofrezca mejores posibilidades de vida y de desarrollo personal y comunitario.
El proceso de migraciones internas no ha se ha dado como un fenómeno gratuito. Todo lo contrario: ha respondido a urgentes e impostergables necesidades que el Estado peruano no ha sabido responder en el curso de más de un siglo, necesidades que aún hoy sigue empeñado en resolver y que hablan igualmente de un Estado en proceso de crecimiento. Hay lecciones todavía no aprendidas, como la de la igualdad de oportunidades y equitativa repartición del capital -no solamente económico sino también cultural- que no han sido asimiladas del todo, y que constriñen a miles de peruanos a vivir todavía en situación de pobreza y pobreza extrema, de marginación y postergación que no son atendidas con un interés más decidido y con la oportuna disposición de inversiones.
El Estado habrá podido extender una importante red de carreteras y rutas de penetración a lo largo del territorio nacional, pero el estado de bienestar y de igualdad de oportunidades es sin lugar a dudas la cuestión de fondo que no se termina de resolver con grandes y suntuosas inversiones, depredadoras muchas de ellas de los recursos naturales de las regiones. El crecimiento económico y social como tal seguirá pareciéndole a muchos peruanos una mera ilusión en tanto no se tomen medidas concretas que auspicien el surgimiento de sus pueblos, de sus comunidades y regiones partiendo del respeto de su diversidad y de una sensata disposición de sus recursos para encaminar un proceso de producción y desarrollo sostenibles.
De cara al 2021, el fenómeno migratorio, de un lado, podrá reforzarse hacia la capital y otras grandes ciudades de la costa y sierra en tanto las mismas continúen siendo el principal foco de inversión no sólo para el Estado sino para las empresas extranjeras y poderosas transnacionales. De otro lado, estas mismas inversiones extranjeras podrán poner su atención en diferentes puntos del país aún vírgenes al proceso productivo colmados de recursos naturales, en donde se pueda establecer unos espacios de desarrollo económico respetuoso del paisaje e inclinado a no alterar su configuración, al punto de acabar no solamente con su belleza como atractivo turístico sino con la posibilidad de permitir el desarrollo de una vida social y su respectiva organización.
La misma sierra peruana todavía puede ofrecer muchos puntos geográficos que canalicen la migración interna, haciéndola desistir de la capital como alternativa para ofrecer otras igualmente prometedoras e incluso menos convulsas y turbulentas, que igualmente podrían poner a disposición de sus habitantes las ventajas que actualmente se encuentran en las grandes ciudades.
Sin embargo, para ello será necesario que el Estado inicie un importante proceso de inversión que rescate de la postergación a estas ciudades, alcanzando auténticas posibilidades de un desarrollo adecuado y de transformación. Sólo así se encontrarán alternativas a la migración que no necesariamente pasen por considerar en grado único a Lima metropolitana.
Finalmente, la selva peruana se haya lamentablemente poco promocionada como vasto espacio geográfico que pueda acoger los procesos migratorios y su lógica social. Si se evidencia un poco o escasa inversión en las diferentes ciudades de la sierra, en la selva dicha inversión prácticamente no es un tema serio en la agenda de los gobiernos de turno. Retomando este aspecto y dotando a la selva peruana de oportunidades de crecimiento es que la misma podría constituirse en alternativa a los futuros éxodos que el Perú todavía seguirá registrando de aquí a unos años.
Pensar en la selva peruana y en su estratégica ubicación geopolítica, que la hace próxima a grandes países del continente sudamericano (entre ellos y definitivamente el Brasil) podría ser un factor a explotar de cara al 2021, a cuya consideración se sumen sus innumerables atractivos turísticos que bien podrían perfilarla como polo de desarrollo alternativo y entonces esperanza de un rápido enriquecimiento, partiendo del hecho de verla como la garantía de llegar al término del siglo XX merced de ser fuente de recursos todavía insuficientemente explotados.