viernes, 18 de marzo de 2011

Dicono sia facile fare nuove amicizie



Dicono sia facile fare nuove amicizie,

ma poche resistono alle prove della vita,

spesso spariscono al primo alito di vento

ancor prima che si scateni la tempesta.


Altre si nascondono,

aspettando che torni il sereno

lasciandoti proprio quando ti servirebbe un aiuto.

Quelle che si salvano si riconoscono nel tempo,

crescono ad ogni bufera,

si rinforzano ad ogni battaglia,

ti rimangono fedeli in ogni situazione,

incoraggiandoti, sostenendoti, spronandoti.

Sono quelle che asciugano le tue lacrime,

ti fanno ritrovare il sorriso,

e danno un senso alla tua vita.


Sarà il tempo a temprare le amicizie,

con il tempo capirai chi è importante,

chi non lo è mai stato,

chi non lo sarà più,

e chi invece lo sarà per sempre.


Liana Pivetta.

domingo, 13 de marzo de 2011

Frente al mar



Japón pasa por uno de sus peores momentos: el terremoto de 8.9 grados en la escala de Richter y posterior tsunami que sacudieron la costa noreste de la llamada Tierra del Sol naciente han sembrado la devastación y la consiguiente desolación en toda una nación que aunque próspera hoy llora a sus muertos y busca a sus desaparecidos con vehemencia.
Nos olvidamos por un momento que Japón, pese a ser una de las naciones más poderosas del mundo es igual de vulnerable como cualquier otra ante los embates de la naturaleza, que en ocasiones como ésta nos muestra toda su furia y poder, con lo cual reitera que por más que el hombre haya intentado dominarla a sus intereses por cientos de años ésta siempre podrá, de un solo manotazo, derribar todo cuanto haya construido, y obligarlo a levantar de nuevo lo que ya había hecho.

El viernes 11 de marzo de 2011 se inscribe así en un record fúnebre de fechas en las que la humanidad entera se conmovió ante la pérdida de tantas vidas humanas y la destrucción de la obra del hombre, una obra cuya pérdida, en el caso del Japón, se lamenta todavía más considerando el espíritu emprendedor y trabajador de su pueblo milenario. Sin embargo, Japón no tardará en levantarse de en medio de sus escombros, le ayuda su adelanto tecnológico y su poderío que recae en la organización y buen aprovechamiento de sus recursos, muy a diferencia de la pobre y marchita Haití que hasta ahora no se recupera de una experiencia similar vivida ya hace más de un año.
Tras el terremoto se expandió la alerta en todos los países con costas hacia el Pacífico del avance del tsunami y su eventual repercusión. Esa misma alerta se reprodujo en nuestro país, y las reacciones ante la llegada del mismo fueron de lo más diversas que no han hecho otra cosa que revelar la poca madurez con la que algunos peruanos todavía hoy por hoy responden ante un evento como éste.

El tsunamí tocó las costas de la norteña Talara a las 7.50 pm de aquel fatídico viernes. A las 8.15 pm pasó por Chimbote y a las 9.38 pm llegó al Callao. La expectativa ante su marcha era generalizada, y muchos temían lo peor. Durante todas estas horas cundió en nuestro país el alarmismo y hubo una campaña exagerada de las autoridades frente al paso del tsunami y las improbables olas de gran altura que habrían podido sacudir nuestras poco estéticas costas peruanas.
Particularmente yo he quedado sorprendido por las reacciones de la gente, que como anotaba líneas arriba han sido de lo más diversas. Me han provocado entre indignación, asco y luego pena al ver la pequeñez intelectual, la falta de solidaridad y sobre todo la poca sensibilidad ante una desgracia que si bien ha ocurrido en el otro extremo del mundo no por ello nos libera de la reflexión oportuna, de la evaluación de lo sucedido y de cuestionar nuestra eventual capacidad de respuesta ante un embate como éste en caso de suceder.

En líneas generales podría decir que las reacciones que he podido reconocer en este primer fin de semana han sido las siguientes:

1.- La indiferencia: pasa que algunas personas, si bien han conseguido enterarse de lo sucedido, no han buscado informarse un poco más al respecto, y ello seguramente pensando que como no sucedió en nuestro país no amerita mayor preocupación. Simplemente se han podido conformar con creer que saben qué es lo que aconteció y basta.

2.- La irresponsabilidad riesgosa: algunos otros han hecho caso omiso a la alerta de las autoridades de evacuar las costas peruanas, sus playas y balnearios ante el paso del tsunami que pudiere haber causado daños. Si bien estas olas no tuvieron la altura que se esperaba ni avanzaron tanto costa adentro lo cierto es que la alerta se debió respetar de modo irrestricto, pero algunos prefieron irse a sus casas de playa, otros a acampar o a surfear, al punto de que la policía tuviera que intervenir e invitarlos a irse como medida de precaución.
¿Pero es posible que la gente pueda querer arriesgar su vida de esta forma? Definitivamente es una actitud producto de la ignorancia y de la poca capacidad para respetar las indicaciones de las autoridades.

3.- La curiosidad insensible: otras personas se apostaron desde las primeras horas del ocaso de ese viernes en algunos puntos "estratégicos" de la ciudad esperando ver la llegada del tsunami. En distritos como Chorrillos, Barranco, Miraflores y San Isidro -colindantes con el mar pero no a nivel del mismo- la gente se sentaba con cámara fotográfica y filmadora en mano a ver qué olas eran las que nos traía el tsunami japonés. Uno de estos principales emplazamientos fue el siempre snob centro comercial de Larcomar en Miraflores, y a estos compatriotas se sumaron algunos turistas que obviamente no habrían querido regresarse a sus países sin llevarse un video que colgar luego en Youtube sobre el tsunami llegado al Perú. Ésta es una de las reacciones más indigantes que haya podido apreciar. Hay en ello un ansia morbosa por querer contemplar la desgracia, una expectativa insana por apreciar la novedad. Y en medio de todo se remarca la escasa solidaridad con quien sufre por más que se encuentre a miles de kilómetros de nosotros.

4.- La oportunidad de aprovechamiento: ésta es una de las reacciones vistas que más asco me ha causado: el paso del tsunami se dejó sentir con olas de mediana intensidad que bañaron pistas colindantes, como las del famoso circuito de playas de la Costa Verde en Lima. Parece ser que ya avanzada la noche de aquel viernes y empezada la madrugada del sábado 12 el mar consiguió agitarse más de lo normal y varó decenas de peces en las playas. Al amanecer algunas personas fueron a recogerlos y así resolvieron el problema de qué preparar para el almuerzo de la semana.

5.- La exagerada respuesta "solidaria" y "preventiva": algunas personas consideran que hacer el bien y publicar que lo hacen les traerá beneficios de algún tipo, sobre todo les dará un buen nombre y remarcará su buena reputación como personas de bien preocupadas por el infortunio ajeno. Desde el viernes por la mañana leía cómo algunas personas decían que habrían comenzado el rezo de plegarias y rosarios por los muertos, desaparecidos y damnificados del desastre de Japón. Hacerlo si se tiene fe por supuesto que no está mal. Acompañarlos espiritualmente siempre es bueno, y dice mucho de cuán solidario se puede ser, ¿pero publicarlo para que otros sepan que estás rezando? Eso es lo menos cristiano que se pueda hacer: esperar de una u otra manera reconocimiento por elevar tus oraciones por otro.
Asimismo, otras personas consideraban oportuno dejar de ir a estudiar o a trabajar hasta que "definitivamente" la alerta pasara. Esto sí que es exagerado... ¿Acaso se procedió así cuando el terremoto en Chile de febrero de 2010? En ese momento pudimos temer alguna réplica sísmica o posible tsunami considerando que colindamos con este país, pero ahora que el terremoto ha ocurrido al otro lado del mundo y que el tsunami ya ha pasado ¿debemos seguir con pseudo medidas preventivas de este tipo?

Con todo esto, el tema que nuevamente se anota en la agenda de discusión nacional es preguntar:

- ¿Qué tan preparados estamos para enfrentar un sismo de una magnitud similar?
- ¿Cuáles son los niveles de concientización y organización ciudadana al respecto?
- ¿Qué nivel tiene nuestra cultura de la prevención de desastres aparejados a un sismo y nuestra capacidad de atención a los demás frente a una eventualidad como ésta?
- ¿Qué tan sensibilizados estamos respecto al tema?
- ¿Cuál es la capacidad de respuesta del Estado? ¿Sería la misma que aplicó con el sismo que azotó la zona de Ica, Pisco y Nazca en julio de 2007?...
... Si fuere así entonces no me quedaría más que sentarme frente al mar y esperar a que las olas me lleven consigo.