Introducción.-
Comparar es una actitud de vida. Constantemente
estamos comparando las cosas, las personas, los lugares e incluso los tiempos.
Decir, por ejemplo, que cualquier tiempo pasado fue mejor significa establecer
una comparación entre el hoy y el ayer. Parece que comparar es una práctica
innata en la persona. En esta inherencia
se encontraría parte de la justificación de su siempre insaciable deseo de
querer más.
Compara el hombre porque nunca nada le basta- porque
necesita más, o en el menos ambicioso de los casos- porque necesita saber si lo
que tiene, lo que ve o lo que le toca vivir es mejor o peor que otras situaciones
que podría vivir él u otras personas no necesariamente inmersas en su mismo
contexto espacio-temporal. Sea como fuere, necesita comparar. Y más en tiempos
frenéticos como los actuales es que prácticamente se puede decir que comparar ha
adquirido un carácter compulsivo, que se entiende aún más y mejor cuando se la
considera dentro del marco de una cultura globalizante y consumista.
En los más diversos campos del saber, comparar es
igualmente válido y legítimo. No se acrecientan los conocimientos ni se suman
aportes a los cuerpos del saber del hombre y de la vida sin recurrir a procesos
investigativos que empleen la comparación como forma de calibrar si dichos saberes
y conocimientos son mejores o peores que los que se alcanzaron ayer, o si son
igualmente aplicables y válidos en un contexto como en otro.
La disciplina sociológica, en su afán de un marco
cada vez mayor de entendimiento de la acción humana y social también recurre a
la comparación, sólo que no lo hace con mecanismos rudimentarios y deleznables.
Emplea más bien un procedimiento especializado, metódico. Valga la redundancia,
recurre a un método, el método comparativo, que con sus diversos instrumentos
le permite obtener informaciones específicas con el afán de permitirle al
hombre la realización de un sueño que desde el inicio de lo conocido le ha sido
afín: transformar la naturaleza e intervenir en la sociedad.
Definición.-
Por método comparativo debe entenderse el
procedimiento científico-lógico que va a concentrar su atención en dos o más
unidades macro-sociales con la finalidad de encontrar relaciones de semejanzas
y diferencias entre las mismas. A tal fin se vale del despliegue de unos
procesos sistemáticos y ordenados que le permiten examinar dichas unidades
macro-sociales para así extraer un número de conclusiones que amplíen el campo
de entendimiento de los fenómenos que tienen lugar al interior de éstas.
Un primer paso para el desenvolvimiento del método
comparativo radica en la realización de observaciones puntuales y a profundidad
de aquellas entidades macro-sociales, llámense países, culturas, sociedades,
economías. En virtud de ello el investigador social no solamente debe optar por
la revisión de la literatura existente sino que habrá de verse obligado a
trasladarse a los contextos geográficos que son materia de su estudio a fin de
poder tomar un real contacto con aquello que le demanda interés científico.
Curso del método.-
Para el método comparativo la investigación de las
semejanzas y diferencias entre diferentes casos es una cuestión fundamental.
Precisamente es lo que le da razón de ser, es su ratio. La premisa aquí es muy sencilla: no hay dos cosas
idénticamente iguales en la naturaleza, mucho menos en el universo social. Al
confrontar las mismas es que se cae en la cuenta de las propiedades que una
tiene y que otra no tiene. En el esfuerzo por entender porqué una sí las
presenta y la otra no es que radica la génesis de este proceso.
El paso consistente en la observación es
imprescindible, con miras a reconocer regularidades que necesariamente deben
ser explicadas. Deben ser explicadas justamente por el infinito afán del hombre
por conocer el motivo de las cosas y la razón de su presencia. Del
reconocimiento de estas regularidades es que eventualmente podrá pensarse en la
implementación de acciones para la resolución de problemas, por ejemplo, o en
la posibilidad de realizar intervenciones específicas en el universo social.
A estas alturas, el método científico ya puede ofrecer
una interpretación de la realidad, exponiendo la lógica de su diversidad, la
riqueza o pobreza de la misma, la complejidad o aparente simpleza de
determinados procesos sociales, culturales, políticos o económicos que tienen
lugar en dos o más escenarios.
Posteriormente, se podrán comprobar hipótesis de carácter
explicativo que brinden una posibilidad de entendimiento del despliegue de
estos fenómenos. Del mismo modo, se procederá al descarte de otras hipótesis
que no consigan entrar en una lógica sincrónica de comprensión de dichos
fenómenos, las cuales serán dejadas de lado por no haber podido englobar la
complejidad de los mismos.
El gran aporte del método comparativo llegará, así,
cuando pueda explicar la complejidad de las diversas relaciones causales que
permiten el aparecer del fenómeno que se estudia, dando el importante salto
hacia el establecimiento de generalizaciones y recurrencias afines a los casos,
para finalmente asistir al nacimiento, a la construcción de una teoría.
Como se ha podido apreciar, la vinculación íntima
que se establece entre el método y su proximidad a la realidad es bastante
especial, particular y única, por decir lo menos. Lo es en el sentido que
propicia un trabajo de campo que se perfila como una práctica necesaria e
inteligente para llegar a un conocimiento más a profundidad de aquella realidad
o realidades que interesa conocer. Llegar a saber por qué se producen unos
procesos sociales, económicos y culturales tan particulares en un país, por
ejemplo, y cómo los mismos podrían encontrar otros similares en un punto
geográfico diferente.
La asunción de una empresa como ésta definitivamente
está atravesada por las debidas consideraciones históricas del caso. Sería
ingenuo dejar de lado los procesos históricos que han ido estructurando la
complejidad de los fenómenos sociales y no darle su oportuno valor
explicativo-comprensivo. Un determinado estado de las cosas ha podido llegar a
nosotros y a nuestros días pasando por diversas consolidaciones, modificaciones
o transformaciones a lo largo del tiempo histórico. Poder ubicarlas puntualmente
en cada momento de este tiempo histórico contribuye al proceso de entendimiento
de las mismas.
Empero, estas mismas consideraciones históricas
podrían acarrear algunos escepticismos desde el momento que se pretende arribar
a leyes o grandes generalizaciones de lo social a partir de la asociación de
fenómenos y circunstancias, las mismas por las que hay que tener en cuenta que
su carácter irrepetible y la particularísima conjunción de situaciones y
circunstancias únicas. En resumidas cuentas, éste escepticismo no pasaría de
ser tal ante la ambición de la empresa sociológica y las posibilidades del
método comparativo por ofrecer un mayor conocimiento del universo social.
En qué casos se debe
recurrir al método comparativo.-
Se debe recurrir al método comparativo toda vez que
sea necesario establecer un mayor conocimiento de dos o más entidades
macro-sociales (países, culturas, economías, etc.) con la finalidad de
intervenir en ellas y propiciar algún tipo de cambio o de mejora de la
distribución de los recursos y riquezas.
Igualmente, se debe recurrir al método comparativo
con la intención de fijar leyes o grandes generalizaciones que permitan un
entendimiento más amplio de la cuestión social, de la vida de las personas, de
sus prácticas, pautas y hábitos así como de la dinámica de los grandes
conglomerados sociales humanos y sus más complejas tramas de organización a
escala política, cultural, económica.
Debe recurrirse al método comparativo cuando se
tenga la necesidad académica de saber sobre aquello que es desconocido, o en el
mejor de los casos de lo que poco se sabe y sobre lo que se necesita
profundizar a fin de realizar intervenciones específicas (como por ejemplo las
señaladas en el primer párrafo de esta página) orientadas a una mayor estado de
bienestar de las personas.
Del mismo modo, se debe recurrir al método
comparativo siempre que se pretenda dotar a la disciplina sociológica de nuevos
conocimientos, des-cubriendo situaciones y procesos que de otra forma, ante la
ausencia de la investigación y el estudio, quedarían irresueltas o suspendidas
en un limbo enigmático. A tal fin se señalarían nuevos conocimientos o se
resaltarían los ya conocidos.
Con el método comparativo se puede controlar,
verificar o falsificar cuerpos teóricos o grandes generalizaciones dependiendo
de la especificidad con la cual se aplique a los mismos.
Aplicación práctica del
método comparativo.-
Para las ciencias sociales -y en lo específico para
la disciplina sociológica- la posibilidad de aplicar el método comparativo
alcanza suma importancia, por ejemplo, para confrontar la vida política o la
vida social de un país.
Cada país busca crecimiento económico sostenido
basado en políticas de producción y comercialización de bienes y servicios y la
consiguiente distribución de las riquezas que se obtengan de las mismas,
favoreciendo el establecimiento de un estado de bienestar y de justas
condiciones de la competencia para todos los individuos. Sin embargo, en la
práctica esta concepción ideal del desenvolvimiento de los procesos económicos
no se da en estricta atención al concepto expuesto. Se verifican estados de
injusta distribución de las riquezas, de las ganancias, de los recursos y de
las posibilidades de competencia, las cuales ocasionan estados de malestar de
diversa índole, expresados en condiciones de pobreza, enfermedad, postergación,
etc.
Dicho estado de las cosas adquiere una
particularidad en consideración atenta del marco histórico-geográfico en el que
se encuentra inmerso. Todavía, para entender cuán particular es tal estado de
las cosas así como su carácter irrepetible, es que se salta a la apreciación de
casos similares que tienen lugar en otros puntos del orbe-mundo. La pregunta,
entonces, que orienta el interés es saber cómo se despliega la vida económica en
otros países y el grado de malestar que puede generar la injusta distribución
de las riquezas y de los recursos.
Igualmente, orienta el interés el saber qué medidas
fijan los Estados extranjeros para la solución de esta problemática y si las
mismas son replicables al caso propio. En todo ello el papel del método
comparativo para poder absolver estas interrogantes es decisivo desde el
momento que va a permitir escrutar complejos engranajes y tramados de
relaciones que dan oportunidad de surgimiento a un fenómeno como el expuesto,
desentrañando su multiplicidad de causas y alcanzando explicaciones
consistentes.
Hacia el final de un trayecto como éste, los Estados
tienen mayor conciencia de sus carencias y posibilidades así como de los
procesos que podrían aplicar con innovación (o replicarlos) inspirados en las
experiencias vecinas ocurridas en otros países.
A todo ello se llegaría por el método comparativo y
su esfuerzo de contraste entre diferentes situaciones. Luego, queda claro que
el método comparativo ofrece aplicarse a diferentes problemas de importancia
con miras a desarrollar explicaciones comprensivas. Sus principales áreas de
interés las encontraría en la política, por mencionar un ejemplo, para
enfrentar situaciones de coyuntura que afectan un país y ofreciendo propuestas
de crecimiento.
Los modelos ideales en
la investigación comparativa.-
El establecimiento de un modelo ideal en la
investigación comparativa comportaría una interesante ayuda por la cual se
podrían fijar parámetros de medición para los fenómenos en estudio. Esto
consistiría en la construcción de conexiones que orientaran el estudio de unas
realidades específicas, aportando pautas de estudio para desentrañar el
complejo tramado de los fenómenos sociales, de aquellas macro-estructuras de
las que se viene hablando hasta ahora.
No se piense que con fijar parámetros de medición se
someterá estrictamente la diversidad de los fenómenos en estudio a la presunta
rigidez de la misma. Todo lo contrario, aquellos aspectos que el mismo fenómeno
pueda aportar al ensanchamiento de los márgenes de aplicabilidad de un modelo
ideal de investigación serían oportunos y deseables para dotar al investigador
social de herramientas más sofisticadas con las cuales escrutar la cuestión
social.
Con la presencia de un modelo ideal, igualmente se
aportaría a la formación de hipótesis en su calidad de medios para representar
la realidad, los mismos que sucesivamente, y merced de más ambiciosas
investigaciones, serían corroboradas o refutadas de acuerdo a su alcance
explicativo-comprensivo.
El modelo ideal, como su mismo nombre lo refiere, irá
a contener aquello que debe ser, aquello que es esencial de tomar en
consideración dado su valor permanente. El modelo ideal, en una segunda etapa,
es aplicado y alcanza al investigador aquellos insumos científico-lógicos que
coadyuvan a la dación de un marco teórico o de grandes generalizaciones. Como
tal, el modelo ideal estaría nutrido de parámetros tomados de diversas
experiencias, extraídas de las mismas precisamente por su carácter recurrente,
tras haber traspasado la particularidad de un contexto, de una situación.
En resumen, la invitación a emplear el método comparativo se extiende en la medida de los alcances del mismo, de sus ambiciones teórico-prácticas y de su utilidad para dar al investigador mayores luces sobre la cuestión social. Si comparar es una práctica inherente al hombre, el método comparativo sería el método por excelencia de toda disciplina científica, donde se abandona la falsa confianza de creer que todas las cosas son iguales y que están ya dichas, por lo cual no sería necesario confrontarlas entre sí. Nada más falso que esto.