lunes, 15 de junio de 2015

Un fou rire à l'Alliance Française



J'ai déjà raconté la semaine passé un fou rire que j'ai eu dans la salle de classe de l'Alliance Française. Je faisais le niveau B1-3 avec Madame Silvana Soto.

Un soir nous devons lire un texte qui parlait d'un groupe de personnes fâchées avec le maire de la ville et sa façon de résoudre les problèmes de la communauté. Alors ces personnes sont allées à la mairie pour présenter  une réclamation.

Chaque étudiant devait lire un paragraphe de ce texte. Lorsqu'il est arrivé la fois d'une copine de classe, elle a continué la lecture en disant:

Dans ce moment-là il est sorti Monsieur La Mairie... 

Clairement elle voulait dire "Monsieur Le Maire" mais elle s'était trompé de mot (mairie au lieu de maire).

Comme j'étais très concentré sur l'histoire lorsque je venais d'écouter ça j'ai commencé à rire sans pouvoir rien faire (jusqu'aux les larmes!). Mon cerveau avait immaginé la mairie reconnue par tout le monde comme la plus haute autorité de la ville... Une spèce de "bâtiments au pouvoir, unissez-vous!".

Mdr!!!

Quand on se rappelle… On vit encore une fois



C’était moi 
quand j’étais petit!



Prendre le soleilIl me plaisait!



Je jouais beaucoup avec mon frère Omar!



J’aimais 
aller à l’école…



Mais je préférais
fare du vélo!



miércoles, 14 de mayo de 2014

Nuestras flores




Las flores 
que algún día nos dimos
pensando 
estar enamorados
hoy 
apestan a mierda.

Pero
 eso ya no importa...
Nos basta 
con solo 
saberlo
para así librar 
el infierno 
que es lidiar 
contigo.

Aciago 
milagro de la vida
aborrecer 
hoy día
a quien se quiso 
alguna vez.

lunes, 27 de mayo de 2013

El sueño



En mi sueño te volví a ver. Creo que apareciste ahí porque deseo desde hace tiempo que lo hagas, que vuelvas a mi vida así como llegaste... De casualidad...

Estabas como siempre, radiante y lleno de energía... Esperabas que saliera (no sé dónde me encontraba)... Con apenas verme comenzabas a ser amable y elocuente, a tratarme bien y a preguntarme cómo estaba.
Salimos caminando, sin prisa e intercambiando seguramente más de una anécdota de cómo estuvo el día. Recuerdo que hasta ese momento había suficiente luz del día como para no temer o siquiera presagiar lo que vendría después.

Conforme nos alejábamos del punto donde nos encontramos, de donde pasaste a buscarme, nos adentramos en un parque... Creo que te oí decir algo, algo que ahora ya no recuerdo bien. De repente ya no estabas y giraba la cabeza para buscarte pero no te encontraba. Lo que sí divisé a lo lejos fue un león, de mirada amenazante y que claramente buscaba una presa... Temí por mi vida y me escondí bajo uno de los tantos arbustos de aquel tupido parque, abarrotado de árboles grandes y altos y de césped verde puro.

El león se dejaba guiar por su fino olfato a fin de encontrar su presa ansiada. Yo no podía moverme, temeroso de que así llegase más rápido a mí y entonces ya no tuviese más remedio que resignarme a morir.
El león me divisó y yo a él. Vi su mirada, la mirada de quien encuentra lo que quiere y ya debe destruirlo para saciar su propio apetito. Decidí que no podía sucumbir ante aquella fiera ni que aquél era el lugar que merecía para cerrar mis ojos a la luz de este mundo. Corrí.

Corrí con todas mis fuerzas y más. Mis piernas se vieron robustecidas por el ánimo de no dejarme vencer ante tamaña criatura salvaje. Podía sentir cómo el león se esforzaba igualmente por darme alcance. Yo corría aún más en medio de aquel enorme parque que parecía no tener una salida. Habría podido correr días de días en él y jamás habría salido...

Entonces vi a lo lejos una banca, a continuación de un gran árbol que ofrecía más de una firme rama de la cual bien me podía colgar y así estar a salvo del león, que en cualquier momento me iba a dar alcance. No dudé en optar por esta solución así que empleé las últimas fuerzas que me quedaban con tal de llegar hasta la banca. Ya próximo, tomé impulso y brinqué sobre ella. 

Alzando mis brazos me elevé lo suficiente como para alcanzar una de las fuertes y firmes ramas de aquel generoso árbol, que aquel día (o debo decir aquella noche ya que no veía más la luz solar) se había des-cubierto generoso ante mi mirada y me ofrecía la salvación que aguardaba. Prendido de su rama, vi la llegada del león que ya no podía darme alcance. Sin embargo, no se resignaba sino que daba grandes saltos con tal de llegar a mí. Era en vano  pues no conseguía siquiera rasgarme los pantalones con sus bien afiladas garras de felino imposible de domesticar.

No recuerdo cuánto rato el león trato infructuosamente de arañarme, de llegar a mí. Cuando se cansó y dio por terminada su cacería, comenzó a alejarse... Y a medida que se alejaba se presentó ante mis ojos el milagro de ver su transformación gracias a la cual dejaba de ser aquel salvaje animal que me había acechado para convertirse en un joven, en un muchacho como de mi edad...

Me solté de la rama y fui a esconderme tras la banca que me había servido de punto de impulso para llegar al árbol. Desde ahí lo vi y me sentí extraño. Me parecía conocerlo... No vi con claridad su rostro, no puedo decir quién era. Y he comenzado a dudar si lo escuché reírse en tanto se alejaba...

Pero de una cosa estoy seguro: fieras como aquel león, famélicas de una presa, las hay muchas, sueltas por ahí... Quizá no las vemos, quizá están disfrazadas así como la que me persiguió a mí. No les conviene mostrar su naturaleza desde un primer momento y entonces optan por disfrazarse imitando nuestra apariencia humana.

Sabiendo que no habría podido hacer frente al león y su descomunal fuerza e insaciable apetito supe que huir de él y ponerme a buen recaudo era una opción. Cuando no podemos hacerle frente a ciertos males creo que lo mejor es alejarnos de ellos y estar alertas por si regresan... 

Si me preguntan quién ganó, no diría con tanta ligereza que fue el león. El león renunció a su empresa, a capturarme, al verme seguro después de haber empleado los recursos necesarios para estar lejos de su radio de acción: mi inteligencia y la bondad de las circunstancias. Ambas unidas por la sensatez me presentaron el camino... Y al ver el camino y la seguridad que éste me ofrecía me fue claro que tenía que seguirlo. Opté: lo seguí.

viernes, 12 de abril de 2013

Alma y corazón



Andrea Bocelli tiene la capacidad de sorprender a su público con cada nueva entrega musical que hace. Passione, su más reciente entrega, corrobora lo que digo. A la par, Bocelli nos demuestra que posee un talento vocal que le permite cantar los más diversos repertorios de música clásica romántica con una ductibilidad e intimismo únicos y que son seguramente la envidia de más de un cantante de nuestros tiempos.

Con Passione, Bocelli hace un increíble derroche de musicalidad. Ha sabido escoger con inteligencia cada una de las canciones que se contienen en este álbum. El acompañamiento musical -exquisito sinceramente- y su voz etérea y siempre joven y fresca tienen la capacidad de transportarnos a un paraíso inimaginable,  permitiéndonos evocar más de un recuerdo, porqué no, acompañado de sentimientos con historia. Historias siempre de amor, de desamor, de olvido y de reencuentro. Sin lugar a dudas, que podamos experimentar mil y una sensación de este tipo solamente es producto de la voz de Andrea Bocelli.

Passione arranca con la inmortal Perfidia y particularmente debo confesar que quedo atrapado por su perfecta pronunciación del español. Esta idea la corroboro cuando escucho su interpretación de la igualmente eterna Quizás, quizás, quizás, donde se hace acompañar por Jennifer López, quien brilla con sus notas agudas aunque -valgan verdades- debe mejorar su pronunciación de la letra erre española, con la cual ciertamente, no está muy familiarizada.

Si con el español Bocelli encandila, con el portugués seduce. Así se puede apreciar al escuchar su interpretación de Garota de Ipanema, Corcovado y Tristeza. Las menciono en este orden porque en este orden las prefiero. La primera tiene la capacidad de trasladarnos a las tierras brasileñas llenas de seducción  -y por qué no decirlo- de lujuria muy propia de aquellos lares. La segunda y la tercera, si bien atrapan con sus suaves melodías, tienen partes cantadas en otros idiomas (Corcovado, un fragmento en inglés, y Tristeza, un fragmento en italiano) que a mi parecer son innecesarios. Habrían podido lucirse más si hubiesen estado igualmente cantados en portugués. El valor agregado, que sólo alcanza una de estas dos últimas, lo tiene Corcovado, que Bocelli canta a dúo con Nelly Furtado. ¡Estupenda voz!

Continuando, Bocelli nos ofrece When I fall in love y Love me tender. ¡Todo un encanto! Se presentan como un contraste al exotismo de las canciones en portugués desde el momento que generan una atmósfera de intimidad y delicadeza. El compás pausado y las notas dulcemente cantadas por Bocelli hacen una de las principales delicias de esta entrega, donde particularmente he terminado amando la lengua inglesa.

Un valor adicional que tiene Passione es el de rendir tributo a una grande de todos los tiempos, a una diva y su tormento de amor: Edith Piaf. Con La vie en rose uno desea estar en Francia y no pertenecer a ningún tiempo que no sea el tiempo de l'amour bohemien. Bocelli nos devuelve a la Piaf con esta interpretación, la rescata de un imposible olvido y nos hace desear un abrazo, un beso, una complicidad...

La segunda otra mitad del disco, indudablemente y como tiene que ser, nos trae canciones tanto en italiano como en napolitano. Las canciones en italiano, a mi parecer, se encuentran encabezadas por el que ha sido un gratísimo descubrimiento musical para mi. Hablo de Love in Portofino, poseedora de una melodía y un mensaje de esperanza:

I found my love in Portofino
perché nei sogni vedo ancor
lo strano gioco del destino
a Portofino m'ha preso il cuor...
Non è più triste il mio cammino
a Portofino... I found my love...

El violín que con sus notas de acompañamiento atraviesa toda la línea musical estremece, aún más cuanto más se acerca al final de la canción. Sin lugar a dudas, Love in Portofino es la más preclara expresión de la satisfacción amorosa y su conquista... Basta solamente volver al último verso para que no haya lugar a suspicacia alguna. Seguidamente, otras de las 7 canciones italianas que más me han gustado son Champagne, así como también A mano a mano Senza fine. Las coloco en este orden porque los sentimientos que cantan van desde el abismo de la derrota amorosa a la satisfacción de la pasión, en medio de un estallido emocional propio de quien está enamorado.

Champagne es la canción de todo aquel que algo ha perdido en el campo del amor. El perfecto himno a la imposible dicha por separarse de alguien que se ha querido tanto. La canción describe a un hombre apenado por ver a la mujer que amó ahora en brazos de otro. Con la finalidad de calmar un dolor, éste recurre a la bebida, al champagne: "Cameriere, champagne...". Y el tarareo de Bocelli que sigue a continuación es un delirio de sufrimiento. ¡Amo mil veces esta canción cada vez que la escucho!

A su vez, A mano a mano ofrece un dolor más controlado, más pensado incluso. Pero que en medio de esa presunta racionalidad del sentir quiere abrir una esperanza: 

Può nascere un fiore 
nel nostro giardino
che il vento crudele
non potrà mai gelare...

Y qué decir de Senza fine, donde Bocelli consigue transmitir un mensaje acabado del hombre romántico, donde queda patente que el amor es una locura que lo arrastra todo:

Senza fine 
tu trascini la nostra vita...

Finalmente, las canciones napolitanas: Malafemmena, Anema e core y por último Roma nun fa la stupida stasera. Las tres tienen un efecto conmovedor, cautivante en medio de ese derroche de delicadas frases de angustia y estremecimiento. De las tres, en lo personal, he valorado más Malafemmena. Ésta es el parangón de la canción del amante doliente que uno encuentra en Champagne. En ella se expresa la confusión de sentimientos de aquel que ama y ya no ama (o no quiere amar más) al mismo tiempo. Debo decir que al escucharla recordé el verso de Pablo Neruda en su Poema 20 "Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero". 

Malafemmena nos involucra en el pesar de un hombre que ha sido engañado por una mujer dulce como el azúcar, pero que se vale de su rostro de ángel para engañar. Se le quiere y/o se le odia, pero definitivamente no se le puede olvidar. ¡Bella canción! Nuevamente he reiterado mi admiración por la canción tradicional italiana y su factura poética, que la dota de universalidad y la hace clásica, imperecedera y objeto de inspiración.

Passione, como lo dije al inicio, es un disco para enamorarse, para soñar con el amor y para recordar lo que se amó y a quien se amo. Andrea Bocelli nuevamente sorprende con esa infinita capacidad para tocar nuestras fibras más íntimas y hacernos partícipes de todo lo que canta y de todo lo que siente al cantar. Y todo este milagro de la melodía y la emoción es posible gracias a canciones sublimes y estremecedoras escogidas con inteligencia, un acompañamiento orquestal impecable y una voz como la de Bocelli, que canta con el alma y con el corazón.

sábado, 16 de marzo de 2013

El cordero del sacrificio



Hacia finales del 2010 voté por Susana Villarán para que fuese la nueva Alcaldesa de Lima por los siguientes 04 años. Confiaba en su propuesta de gobierno municipal, la veía como una figura carismática y creía en sus competencias personales. Pensaba que la experiencia ganada tras su paso como Ministra de la Mujer durante el gobierno del ya fallecido Presidente Valentín Paniagua sería un caudal fundamental que la habría ayudado a conducir Lima mejor de lo que ya lo habían hecho sus antecesores. Hoy estoy más que convencido que el día de mañana, en que se nos ha llamado a todos los ciudadanos a consulta popular de revocatoria de su mandato y de otras autoridades ediles, Susana Villarán debe dejar el cargo, dar un paso al costado y permitir que Lima sí avance.

Pese a la ineficiente administración que ha conducido a lo largo de estos poco más de 02 años frente a la Municipalidad de Lima, Susana Villarán no me cae mal. Pero tampoco bien. Se ha convertido para mí en una de esas figuras políticas sin ton ni son, que simplemente están desempeñando labores en un cargo y que esperan culminarlas para regresar a su casa, con tranquilidad y sin problemas. Definitivamente me caía mejor cuando voté por ella en el 2010. Por aquel entonces era impensable votar por la siempre inefable Lourdes Flores Nano, su piscina fresca en su lujosa mansión y su padre majadero. Este trinomio bastaba para no darle mi voto a esta buena señora pequeño-burguesa.

Digo que voy a votar por el SI, para que sea revocada, pero lo hago con un poco de vergüenza, he de confesarlo. Vergüenza porque la opción del SI no está representada por notables figuras del mundo del arte o de la política. En este sentido el SI es huérfano de encumbradas personalidades que con su sola figura respalden y ennoblezcan esta opción. Al contrario, apoyan el SI gentes de la política más lumpen que jamás se haya podido ver. Empezando por el adalid de la revocatoria, Marco Tulio Gutiérrez, que simplemente es un imbécil, pasando luego por los apristas hasta llegar al cerebro de toda esta operación, el ex alcalde Luis Castañeda Lossio. Castañeda ciertamente "se la juró" a Villarán el día que ésta decidió perder más de un año de gobierno municipal investigando su pasada gestión, salpicada de no pocos hechos turbios. Todo esto nos ha podido demostrar a la larga que, en política, los amigos que no ganas hoy son los enemigos que temerás mañana.

En medio de todo este proceso electoral, que se viene cocinando desde pocos meses después del triunfo de Villarán y su acceso al sillón municipal, optar por el NO se ha vuelto la obsesión-compulsión de muchos ciudadanos desinformados, que se han suscrito al NO simplemente porque las grandes personalidades de las que hablaba líneas atrás se hayan entre las filas de esta alternativa electoral. Así, no es solamente políticamente correcto sino incluso snob decir que se vota por el NO sin saber muy bien cuáles son las implicancias de mantener hasta el término de su mandato a la actual alcaldesa y su equipo de... ¿trabajo? ¡Claro¡ ¿Si Pérez de Cuéllar, Vargas Llosa o Szyszlo dicen que NO entonces quién soy yo para optar por lo contrario? A esto se suma que decir que NO es presuntamente estar consciente de que el trabajo de Villarán que si bien no ha contado con un considerable o siquiera mínimo refrendo material -obras tangibles- en su favor puede decir que ha establecido políticas municipales orientadas al crecimiento del capital simbólico ciudadano y mil paparruchadas más. En su figura opuesta, vota por el SI aquel que se ha visto necesitado de escaleras para acceder a su vivienda ubicada en algún cerro del Rimac o el que no ha visto debidamente abastecido su comedor popular y entonces ha pasado hambre. O aquel que no encontró correctamente equipado su Hospital de la Solidaridad. Así, decir que SI o decir que NO, más allá de generar diferencias políticas, dota de una cierta marca de clase que unos más, unos menos, están dispuestos a asumir sin prejuicio.

Me parece sorprendente que la animosidad de los revocadores haya llegado tan lejos. Hace un año pensé que esta movida en verdad no habría conseguido sus fines. Hoy, con alguna consternación, veo que el que la sigue la consigue, y esto se aplica con más fuerza en política, donde todo vale y donde, como decía un profesor mío de Sociología de la San Marcos, no se puede hacer política predicando el sermón de la montaña de Jesucristo. Pese a todo, y ya que se nos llama a consulta popular, votaré por el SI. Pero como que voto por el SI también podría votar por el NO, evidentemente. El hecho que me termina de convencer a optar por el SI es la magnitud que esto tendría, al sentar un importantísimo precedente de la vigilancia y poder ciudadanos. Sería la primera gran autoridad peruana -y para este preciso caso, limeña- que se conseguiría revocar. El mensaje de fondo que se lanzaría altertaría a toda la clase política, añeja tanto corrupta como ineficiente, a trabajar con mayor compromiso por la sociedad que representa. El juez injusto, el alcalde abusivo o el congresista paria saben que pueden hacer lo que quieran porque nadie los va a mover jamás de su sitio. No solamente contemplamos la ejecución de prácticas atroces de ineficiencia y corrupción sino que nos vemos impotentes de hacer algo por extirparlas, porque la sola voz de un ciudadano que se queja ante un alcalde por una decisión abusiva no basta para hacerle ver que debe su sueldo a la contribución tributaria de su comuna y que por tanto debe respeto y debida escucha al vecino.

La actual situación de revocatoria se perfila como una estupenda oportunidad para sentar este precedente del cual vengo hablando. Si bien es cierto que han podido haber peores alcaldes que Villarán, lamentablemente a ella le tocó entrar en jaque y así se convierte en el perfecto cordero del sacrificio para emprender algo todavía más importante: la vigilancia ciudadana con poder ejecutorio. Más allá de querer ser más papistas que el papa, optar por la revocatoria es mil veces más que arañarse por los miles de millones que el erario pierde. Estos igualmente los pierde día a día, mes a mes y año tras año con la ineficiencia y corrupción de sus innumerables autoridades, las que impiden un mayor crecimiento exponencial de nuestra ciudad capital, y en líneas generales, del Estado peruano.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Hay amores que son equivocados



Venezuela ya nunca más será recordada solamente por su Alma llanera, el Salto Ángel, sus paradisíacas playas o por ser la patria del autor de Doña Bárbara... De ahora en adelante se le deberá recordar también como aquel exuberante país que vio nacer y morir a uno de los hombres más importantes de los últimos 50 años para el continente sudamericano. Claramente estoy hablando de Hugo Chávez, su más reciente dictador.

Chávez y su carisma se van a quedar impregnados en el imaginario continental por muchos años. Se sumará a una larga lista de personalidades latinoamericanas que, para mal o para bien, le han dado a nuestras tierras innumerables páginas de historia por escribir. Su carácter colosal ciertamente lo hará irreemplazable a partir de hoy, eso hasta que los llanos venezolanos puedan parir nuevamente un portento de orador y dictador como lo fue "el Comandante".

Cuando tuve la oportunidad de estar en Venezuela conocí un país fracturado, convulso y en pie de lucha permanente. Una lucha doble, sostenida de un lado contra los presuntos países enemigos de la propuesta política y de gobierno que encabezaba Chávez así como dividido en sus fibras más intrínsecas. Unos ciudadanos contra otros enfrentados, sectores sociales en constante estado de disputa reflejada en la conversación del centro comercial, la pequeña discusión en una bodega o los polos tricolores de muchos jóvenes caminando por Sábana Grande me hacían ver que estaba en el país más exacerbado de Sudamérica.

Por más que siempre vi en Chávez a un dictador caribeño de oratoria incontenible y a veces obscena, debo reconocer (siempre lo he hecho) que nunca me cayó mal. Muchas veces pasé los domingos, desde las 11 am hasta las 5 pm pegado de la Radio Nacional de Venezuela escuchando su imposible "Aló, Presidente". Me interrumpía mis transmisiones de ópera (la primera que me interrumpió fue una Tosca cantada por el tenor español José Carreras) pero igualmente lo escuchaba. Lo hacía porque su fácil verbo encandilaba, su particularísimo sentido del humor me ganaba y porque necesitaba saber más de aquel país que en aquel entonces me acogía (hablo de un periodo de 06 meses comprendidos entre los años 2002 y 2003).

No odiaba a Chávez, es cierto, pero era innegable que sostenía mis puntos de vista sobre su condición de dictador, sobre todo cuando debatía con mi tía Bertha, quien creía ciegamente en su proyecto de gobierno. Lo hacía también por un ejercicio de inteligencia, de lucidez, de hacerle ver cuándo un gobierno, por más asistencialismo que brindase, no era uno de neta y acendrada factura democrática.

Ayer, al enterarme de la noticia de su deceso, no pude evitar conmoverme. Es un ser humano, libró una dura batalla contra una terrible y aún poco conocida enfermedad. Pensar en ese militar robusto y altisonante, combatiente, dando lucha día a día, hora a hora contra esa enfermedad me hizo admirarlo un poco (siempre he pensado que en su situación habría buscado el primer abismo que me pasase por el frente). Me conmovió igualmente el hecho de pensar que muchos venezolanos, beneficiarios de su asistencialismo, hayan perdido a un líder y hoy se sientan desprotegidos, nuevamente a la deriva. Y me conmovió caer en la cuenta que desde hoy Hugo Chávez se ha convertido en un hombre para la eternidad y eso es algo que absolutamente nadie se lo podrá quitar.

No niego que Chávez haya querido llegar al poder no solamente para gozar de ese poder y sus comodidades sino también para socializar con miles de miles de venezolanos todas esas oportunidades que brinda el poder. Sin embargo, lo indubitablemente cuestionable es los medios de los que se valió para llegar a proveer a tantos venezolanos de una alternativa de vida y desarrollo. Aplastar la institucionalidad democrática jamás es una opción. Pero no se puede negar que con él más de un venezolano supo lo que es acceso a servicios sociales, a estudio y salud y a una perspectiva de vida a futuro más allá de las zonas marginales, olvidabas por la clase rica que acuñó su fortuna en base a la riqueza petrolera de la nación.

Ese amor por Venezuela llevó a Chávez a buscar el poder. Empero, su determinada tozudez a no dejar el gobierno y a aferrarse a él después de un proceso electoral que nunca terminó de convencerme acabaron por desacreditar aún más su nombre ante el mundo, pero no ante aquellos que le agradecían por una esperanza del mañana, que no se basaba en simples promesas sino en acciones, acciones enmarcadas dentro de una preclara política asistencialista y clientelista.

Chávez le cantará siempre a Venezuela, con alma de trovador. Ha pasado a formar parte de una suerte de parnaso del cual ya no saldrá jamás. Será recordado por su gobierno férreo y escasamente democrático, su idolatría por Bolívar y esa admiración deslumbrante por las tierras venezolanas a las que un día decidió amar y por las cuales un día se obsesionó. Lo hizo al punto de moverse a alcanzar el poder y hacer pensar a muchos que vivía un amor equivocado por aquella patria de la que se hizo señor un 02 de febrero de 1999 y de la que se marchó solamente llevado por la enfermedad. Una vida que como tantas otras vidas, son los ríos que van a dar en la mar que es el morir.