domingo, 31 de octubre de 2010

El canto de un ave


Nell'ora del dolor
perché Signor
perché me ne rimuneri cosí?

(En la hora del dolor
¿porqué me pagas así, Señor?...)


Es parte del reclamo que la cantante Floria Tosca le eleva a su Dios tras encontrarse en la severa encrucijada de salvar al hombre que ama matando a quien le persigue, o no mancharse las manos de sangre y presenciar la muerte de su amado, el pintor Mario Cavaradossi. La prueba es difícil y tiene que escoger. La elección es aparentemente fácil, pero acarrea un gran sacrificio de parte de esta bella mujer que solamente -como lo dice cuando canta el aria Vissi d'arte- vivió para el arte y el amor, no haciéndole daño a nadie. Es parte de la ironía del destino darle a los inocentes pruebas que les exigen grandes disposiciones de ánimo y de actitud, y Tosca se encuentra viviendo un momento así de difícil. Elige matar al barón Scarpia, perseguidor acérrimo de Cavaradossi y obstinado en poseer a la bella cantante. Scarpia quiere liberar el camino que la lleva hacia ella justamente liquidando al pintor, pero no lo llegará a conseguir, aunque más allá de la muerte que le cause Tosca, éste conseguirá hacerle ver su fiero rostro al arrebatarle al hombre que ama en medio de una escena que se pensaba una comedia.

Giacomo Puccini (1858-1924) compuso Tosca (1900) y desde su estreno esta ópera alcanzó la trascendencia esperada, al contar como principal protagonista a una mujer resuelta cuanto sensible y amante de la belleza de la vida, a la cual decide tributarle agradecimiento mediante su canto, la mejor de sus oraciones para el Todopoderoso. Ama a Cavaradossi, hombre al que cela, pero Tosca no tiene nada que temer ya que el pintor solamente encuentra inspiración en los profundos ojos negros de la cantante, ojos que le inspiran los mejores cuadros.

En el camino de ambos se interpone el barón Scarpia, que tras el rastro de un político sedicioso, Angelotti, llega a Cavaradossi al saber que éste le presta ayuda en su intento de esconderse de las fuerzas del orden. Así, y tras conocer a Tosca, Scarpia se empecinará en hacerla suya, y para limpiar el camino que la lleva hacia ella usará como excusa la amistad de Cavaradossi con Angelotti para acusarle de conspirador, poder apresarle y así no encontrar óbice alguno que le permita someter a la cantante a su pasión enajenada.
En efecto, Scarpia conoce a Tosca y ya no consigue tener mayor juicio que aquel único que le asegure que la hará suya, tal como se lo escuchamos hacia el final del primer acto de la ópera cuando -en el contexto de una misa y Te Deum- se compromete a poseerla, confesando con ardor febril Tosca, mi fai dimenticare Iddio (Tosca, tú haces que olvide que existe un Dios).

Apresado Cavaradossi, Scarpia le da a escoger a Tosca entre la vida o la muerte del pintor: la vida se la salva si ella accede a acostarse con él. Tosca presuntamente acepta, pero en el momento que éste se le acerca con la intensión de tocarla ella le da muerte clavándole un puñal en el corazón. Así, Tosca le hace ver cuán fiera puede ser con tal de defender su integridad y salvar las distancias de la justicia, aunque ello le cueste mancharse las manos de sangre. Mancha sus manos con sangre pero éstas en ningún momento dejan de ser dulces, tal como se lo canta Cavaradossi en la arietta O dolci mani:

O dolci mani mansuete e pure
o mani ellete a bell'opre pietose
a carezzar fanciulli, a coglier rose
a pregar giunte per le sventure.

Dunque, in voi fatte dall'amor sicure
Giustizia le sue sacre armi depose?
Voi deste morte, o man vittoriose
O dolci mani mansuete e pure.

Esas mismas manos que cejaron la vida de Scarpia acariciarán por última vez el cuerpo inerte de Cavaradossi cuando éste caiga fusilado. Tosca, pensando que aquel fusilamiento sería ficticio, enloquecerá de horror al ver el engaño y la venganza ulterior de Scarpia, que superando las distancias de la propia muerte regresará para terminar de separar a los amantes. Ante tanta desgracia, Tosca paga la vida que quitó con la suya propia, lanzándose desde las altas terrazas del Castel Sant'Angelo de Roma, pero jurando verse de nuevo las caras con Scarpia y ante ese Dios Todopoderoso que pareció nunca estar a favor del amor de Tosca y Cavaradossi al permitirles un desenlace aciago.

A continuación dejo el siguiente link que lleva a la escena final de la ópera, el instante más dramático y conmovedor de la misma. Para esta grabación participan la pareja de esposos Roberto Alagna, tenor francés, en el papel de Mario Cavaradossi y la soprano rumana Angela Gheorghiu como Floria Tosca. Excelente producción.