domingo, 18 de septiembre de 2011

Memoria de un proceso



Tus preguntas
hoy son mis preguntas...
Tus respuestas
se han vuelto las mías
y sin quererlo te he evocado
con tus causas justas
y tu voz aguda y chillada.

Pienso lo que pensabas
o presumo que me aproximo
a tus ideas de hace tres años.
Me asombra
ver que en cierto modo
veo el mundo desde una perspectiva
más completa, te digo... Pero
también me asombra saber
que recién hoy lo veo así.

Espacios llenos de silencio
colman nuestras distancias
y no tengo cómo redimirme ante ti.
Sé que estás bien
y sé que hoy debió ser ayer... Deseo.
Son otras
las aguas que corren por este río
cada vez menos diáfano.

Con cada paso de un abril
me acerco más al buen hombre
que siempre he querido ser.
En medio de una labor cotidiana
lo voy forjando poco a poco.
Sé que voy a terminar mi obra
algún día
que no será mañana. Cuando acabe
daré un respiro más y partiré.

Quiero un legado
al mundo dejar
y que éste compromiso váleme una vida.
Por momentos quiero
un sendero duradero
porque esta obra acabarla debo.

Debiérasenos dar control pleno
de cada jugada y movimiento
y así el círculo terminaría de cerrarse.

Afán inútil por querer prolongar
lo que ya no tiene sentido de ser
simplemente porque ya no es
y no puede ser nunca más.


Nota:
Éste es otro de esos poemas que escribí llevado por un asalto de inspiración el domingo 11 hacia la medianoche, en la tranquilidad de mi dormitorio e iluminado por una luz cálida y amiga.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Te volvieses vida...




Nívea
te presentas implacable...
Absorto
te creo insondable...
y ya me veo a pensar
cómo corromper la distancia
que de ti me aleja...

Pienso
cómo someter tu pureza
a mi voluntad firme y dúctil.
Ánimo
encuentro en el ver mi recurso
que consigue el milagro de una epístola.
Ésta se forja
en versos que trato de esculpir
con la sola ayuda de un lápiz
llevado a voluntad por mí...

¡Ataco!
Mis armas que no hieren
van trazando tu forma sensual.
Me deleito
al verte nacer y crecer y completar tu ser.
La melodía que te doy
ya se hace tuya, no más me pertenece
y entonces he dejado de ser tu dueño...

Otros
recurrirán a ti
y en el más dichoso de los casos
maravillados quedarán
por la sensualidad que te perfila.
¡Quédeme
el crédito de haberte dado vida!

Y de tu creador
me vuelvo tu compañero...
Estás suspendiendo mi soledad
y me conforto en el hecho de ver
tu despliegue acompasado.

Me das
tu color humilde que acaba
con la sombra reinante en mis cuatro paredes.
Sé bien
que tú no me vas a fallar
porque en tu estruendo de verbos y líneas
solamente a mí me diste tu candor primero...
Al menos lo creo así
aunque luego otros te lean, poesía...

¡Te volvieses vida!...
¡Así quisiera!
Pero como la reunión de palabras que eres
es como más te prefiero...


domingo, 28 de agosto de 2011

Personal armonía




¡Devuélvelo
a su entorno perdido!
Nociva
es la actualización de su palabra, lo sabes...
Querer
hacer de este recuerdo un remedo
de realidad que vuelve a cobrar vida
no me hace favor alguno.

Mi estancia perturbas
y conciencia de ello tienes.
Mi herida
es herida en tanto sea nombrada como tal.
Va a doler en tanto recobre vida...
Y me causas un dolor
que no es gratuito... Un dolor
que quieres, definitivamente.

Donde no se consigue lo ideal
se puede aspirar a lo material.
Déjame un color
pese a que no sea de luz
y no interrumpas la melodía
del silencio que me inunda.
Si me acompaña el vacío
no quieras llenarlo de miles
de sinsentidos... Ruptura
de mi armonía
que me reconcilia conmigo mismo.

No creo más en un relato
trágico y con final triste. Deja mi prosa lineal
y afónica que reina
con mis días que sueñan con ser etéreos.

Si no tengo música
no quieras darme ruido
y romper mi enajenado concepto
de la armonía...
Compongo una música que hoy día
solamente a mí me deleita.


domingo, 21 de agosto de 2011

El derecho a tener derechos



Pensando en la muerte también pienso en la vida. Casi mecánicamente viene a mi mente la condición contraria y busco detenerme un momento a pensar sobre esta vida, sobre ese derecho a vivir que todos tenemos y que creemos que nos es inherente a través de cualquier tiempo y contexto en que nos encontremos.

Nacer, crecer, vivir y morir son grandes etapas que vamos alcanzando una a una, que pueden llegar a darse con puntualidad, otras anticiparse o retrasarse, pero que definitivamente llegamos a experimentar. Con todo, hacia el final del sendero recorrido apreciamos lo que fue un proyecto que indefectiblemente alcanza una culminación de la que no podemos escapar. Nacemos para morir, vivimos para morir... En el más melancólico de los casos, pensar así no deja de tener sentido.

Alguien me hizo esta pregunta: ¿es lo mismo hablar de un derecho a vivir que de un derecho a nacer? La categoría vida en ambos casos está involucrada, pero no es lo mismo. Solamente una vez en la vida tenemos derecho a nacer, y esto ocurre después de haber permanecido 9 meses en el vientre de nuestras madres. Pero desde el instante de nuestro nacimiento y hasta el final de nuestras vidas tenemos derecho a vivir, no solamente y en tanto jueguen a nuestro favor los convencionalismos jurídico-legales sino en tanto querramos vivir.

Ahora bien, si vivir es algo que puede escogerse, no pasa lo mismo con nacer. Sin embargo, la sociedad adopta la sana postura de que, ya que no podemos hacerlo, siempre será mejor que se nos permita nacer y que seamos nosotros mismos quienes mañana más tarde podamos decidir si queremos seguir viviendo o menos. Esto es justo.

¿Qué pasa en el caso del aborto, cuando son los progenitores quienes deciden impedir el desenvolvimiento de una vida más allá de los confines del vientre de una imposible madre? Definitivamente cometen un delito y violentan un derecho, el derecho a nacer que tiene todo ser humano, porque al no tratarse de un mismo cuerpo, de una extensión de los progenitores (extensión en su sentido lato) no pueden ni deben disponer de ésta.

Estamos hablando de derechos y no se nos pasa por la mente pensar si estos son innatos o inherentes o menos. ¿Y esto a qué se debe? Los derechos que actualmente nos asisten no siempre fueron innatos o inherentes sino que se fueron conquistando, adquiriendo a través de diversos procesos de lucha por un mayor estado de bienestar individual y colectivo. Procesos de este tipo casi siempre tuvieron buena parte de su desenlace en los campos de batalla, en las arenas de pelea donde se superó represión y a punta de armas se buscó conquistar eso que llamamos Estado de derecho, que heredamos de nuestros antepasados y que creemos que hoy nos merecemos por el simple hecho de ser nosotros.

Una vez que se consigue forjar y fijar un marco jurídico legitimado por la sociedad que digamos, avala estos derechos, los reconoce en toda su extensión, es que los mismos se hacen inherentes o innatos, pero esto siempre que dicho marco jurídico esté vigente y la ontología de su concepción sea validada por todos o al menos la mayoría de ciudadanos. La conquista de un estado de derecho innatiza el tener derecho a tener derechos. La existencia del mismo también genera la conciencia de que se tiene el legítimo derecho a tener derechos, y esto no es menos cierto.

El ejercicio de estos derechos también es algo que se piensa inherente, y en aras del mismo buena parte de las veces podemos sobrepasar los de los otros por querer mantener firmes los propios. ¿Si los derechos son universales por qué pasa que olvidamos frecuentemente los de los demás? Hoy en día se piensa erradamente que tener derechos da una suerte de carta libre para decir, hacer o impedir cosas que a otros sí benefician.

Si a esto se suma que quienes quieran hacer "respetar" estos derechos tienen cierto poder económico o político entonces se originan grupos de poder que luchan por la materialización de los propios intereses postergando los ajenos. Esto lamentablemente genera fragmentación, división y deja de lado una visión unificadora de un nosotros social necesario para poner en marcha los motores del desarrollo del país.

Un grandísimo reto para sociedades como la nuestra radica en superar estos ghettos o paraísos de derechos que existen en nuestra realidad y que del otro lado se topan con una cada vez mayor atomización de la sociedad, situación que no aúna esfuerzos y que, con una carencia de solidaridad, es el contexto perfecto para que quiera reinar el desorden, el caos y el abuso, que siempre encuentra sus primeras víctimas en los que menos tienen y en los que menos pueden, en aquellos postergados que desde hace décadas esperan una hora jubilosa de reivindicación y el contacto con ese mundo próspero que decimos que existe y que nos invade a cada paso que damos por la calle.


domingo, 14 de agosto de 2011

Recurso y tiempo



Me hablan...
Me hablan, me dicen
que ahí está... Entonces
creo que me están invitando
a abrir los ojos...
No pienso a veces
que ya los tengo abiertos.

Son la voz de Dios, de la vida
o del destino que me recuerdan
que aún estoy a tiempo.
El recurso y el tiempo aún
me son propicios.
¿Debo solamente dejar
que me susurren el sendero?

¿Y si quiero más de cinco minutos?
¿Cuánto más debo esperar?
Mi vida me espera y me está llamando
¿Y debo yo aguardar una invitación suya
con un sobre lacrado?

Mañana sabrán de mí
y sabiendo de mí no moriré jamás
pese a que tenga que partir de este mundo.
¿Quién me dijo acaso
que ya no es posible soñar? Yo...
y sólo sé que no merezco un color gris...

¡El recurso! ¡Ahí está aún!
Y el tiempo no va a esperarme por siempre.
Me interpela pidiendo mi decisión.
Rey de pasos cortos pero precisos
que marcha sobre los cuadros
de un tablero de ajedrez.

Me ha sido ceñida una corona
y pulida brilla y el sol en ella se contempla.
¡Honra el nombre y el esfuerzo
y alcanza tu camino
y grita por el eco universal
que tienes el recurso y el tiempo!
Aún...


miércoles, 3 de agosto de 2011

El rostro del placer


La Venus del espejo.
Diego de Velásquez (1599 - 1660).


La búsqueda del placer es en cierto modo la búsqueda de la felicidad. Añoramos ser felices y creemos que cuando experimentamos algunos tipos de placer estamos más cerca de esa idílica felicidad, una felicidad que de ser alcanzada en verdad nos haría felices valga la redundancia. Aunque la felicidad pueda implicar un estado placentero bien sabido es que no todo placer, por más intenso que sea, puede garantizarnos la felicidad pese a que al menos pueda orillarnos a la misma.

Alcanzar la felicidad no es fácil, menos aún cuando se la idealiza más de la cuenta, y al no poder llegar a ella se corre el riesgo de experimentar frustración. Sin embargo, no abandonar o no poder abandonar esa frustración puede ser algo preocupante a la larga. También pude serlo el renunciar a un proyecto como éste y conformarse con otras formas de bien-estar que sean solamente un trazo infiel, poco nítido o incluso alternativo de lo que sería ser/estar feliz.

Sin lugar a dudas uno de los placeres más importantes que podamos experimentar se encuentra en la experiencia del sexo. La experiencia sexual puede ser en verdad gratificante si a la simple interacción sexual se le añade un contexto valorativo más ideal que termine de hacerla una experiencia trascendente para la persona. La lectura de Fromm y El arte de amar me han dado mayores luces sobre esta cuestión: la experiencia sexual se hace bella, verdadera y buena en la medida que es resultado del amor mutuo.

Para algunos, un camino hacia un placer esporádico aunque medianamente intenso se encuentra en el consumo de la pornografía. Más allá de que se pueda con ligereza decir que el acceso y consumo de la misma no es bueno, debemos reconocer que ésta hace algo más que presentarnos cuerpos que indiscriminadamente se vinculan teniendo una relación sexual. A veces no lo pensamos, pero la pornografía participa en la definición de la conducta sexual de las personas (obviamente de aquellas que la consumen). Pero hay ciertamente un proceso de alimentación mutua: ésta recoge del imaginario colectivo una infinidad de fantasías y deseos que muchas veces no podemos concretar y que encuentran su virtual realización en una película pornográfica en la que somos imposibles actores. Además, de ella podemos tomar algunos input para dar rienda suelta a nuestra capacidad de reproducir lo visto y entonces sí, poder volvernos los actores de nuestro propio film XXX.

La pornografía no solamente puede proveernos de estos input que, dependiendo de la forma como sean asimilados, puedan ayudarnos a mejorar nuestra performance sexual. También nos llena la cabeza con estereotipos de lo que debe ser un cuerpo y el rendimiento sexual de éste. Establece la idea de lo que debe ser un buen amante y su exuberancia en la cama. Quien no tiene dos dedos de frente y piensa que debe forzar su propia vitalidad a ser como lo que se le presenta en pantalla experimentará frustración, desde el instante que tenga que verse constreñido a postergar la propia individualidad para ceder ante un modelo implantado por una cultura que tiende a sobre-estetizar y sobre-falicizar todo.

Más allá de salir a la caza del placer y poder vivirlo se alcanza un tipo de experiencia vital que puede dotar de sentido a la vida cotidiana de las personas en tanto que las suspende de la rutina o de la monotonía y les da cosas nuevas que vivenciar. No solamente hay entonces en la pornografía una fuente de inspiración y prejuicios que podemos tomar o no sino la posibilidad de que de ella podamos renovar algunas de nuestras prácticas sexuales y generarnos habitus que terminan dándonos un nuevo estilo de vida.

Sin embargo, y volviendo con las cosas feas de la pornografía, ésta no puede dejar de mostrarnos su modo descarnado de instrumentalizar un cuerpo para hacerlo procura de un placer egoísta y enseñarnos que esto es el ejercicio del placer. Sin duda alguna, todavía nos es difícil reconocer los límites de la individualidad y del egoísmo y saber entonces hasta qué punto podemos dar rienda suelta a nuestra pasión sin empezar a violentar la individualidad de la otra persona y recortar el campo de realización de su deseo. Ciertamente son pocas las veces que nos detenemos a pensar si nuestro compañero de cama consigue satisfacerse con nosotros, y muy por el contrario -y porqué no hasta lastimosamente- centramos toda nuestra energía en atender el alcance del éxtasis mayor pese a que con ello eventualmente podamos restarle espontaneidad a quien nos acompaña en el lecho.

Dicen que en la cama las personas nos mostramos tal cual somos: desatamos nuestras fortalezas y temores, expectativas contenidas y reprimimos algunas pulsiones "naturales" por vergüenza o porque muy probablemente los convencionalismos sociales tienen -como lo tienen- tal alcance que también se van a la cama con nosotros. Si pensamos que la búsqueda y encuentro del amor puede hacernos libres (cosa que dudo) porqué no pensar que la búsqueda y el encuentro del placer también podrá hacerlo -salvando las diferencias de concepto, claro está. Las oportunidades de goce no suelen ser muchas y en cambio suelen ser mayores los momentos de hastío, ofuscación, ansiedad, estrés y preocupación que pasamos día a día.

Creo que bien podemos volver a tener en cuenta que en el alcance del momento preciso está la diferencia. No olvidemos que a la mesa y a la cama una sola vez se llama...


domingo, 17 de julio de 2011

El merecimiento de la muerte


Y también se nace a la muerte
con la muerte...
Y entonces
se nace para siempre.
Luis Alberto Sánchez.


Como merecemos nacer merecemos morir. Merecemos morir con la más digna de las muertes en la medida que las circunstancias lo permitan. Merecemos morir cuando ya no podemos vivir más. Merecemos morir cuando ya no vale la pena seguir viviendo más. Y a esto añado que merecemos morir cuando ya no deseamos vivir más. Y este momento en particular debería poder ser decidido de manera irrestricta por todos y cada uno de nosotros de modo indubitable y sin ningún tipo de coerciones.
Si no podemos decidir u opinar sobre el instante en que nacemos a la vida al menos deberíamos poder decidir el momento en que nacemos a la muerte.

Los diversos grupos pro-vida claman ardorosamente por no interrumpir el "natural" curso de la vida y solamente aceptar la pérdida de ésta en el momento que el cuerpo humano ya no tiene más recursos para seguir viviendo, además que sea la voluntad de Dios el saber hasta cuando preservarle la misma a cualquiera. Así, se reafirma que Dios, como da la vida, también la quita. El trasfondo de todo esto es la negación de la legítima posibilidad que tiene el hombre de poder ser dueño de sus actos y palabras y de optar por lo que crea más conveniente. Ni siquiera su propia vida le pertenecería.

Pero sabemos que no siempre es ni digno ni justo prolongar la vida de una persona cuando ésta, la vida, ya no puede ser considerada vivible, cuando ya no está caracterizada por esa dinámica e impulso que la hacen hermosa y deseable y ya solamente es el trazo cada vez menos nítido de algo que alguna vez fue esplendoroso. No pretendo de manera alguna hacer un discurso que exalte la muerte. Estoy impedido de hacerlo desde el momento que no sé a ciencia cierta de qué trate la misma. Qué "se siente" o qué "se vive" cuando se experimenta ésta. En cambio sí puedo escribir sobre la vida y lo maravillosa que es, los espacios y las personas que nos permite conocer en diversos momentos. ¡Esto es bello!

Pero cuando ya no se puede gozar más de todo ello, cuando los espacios y las personas faltan y uno ya no se encuentra dispuesto a continuar una marcha que permita nuevas sensaciones e instantes, entonces va quedando poco. Si a esto se suma que la salud comenzara a faltar pues lo restante es cada vez menos. ¿No será preferible, así, hacer una salida de escena lo más decorosa posible? Pensemos ahora en las últimas imágenes que le dejaremos a nuestros seres queridos. Los recuerdos finales suelen ser inolvidables... ¿Por qué podríamos optar?
Y nosotros, ¿acaso no podemos recordar cada segundo precedente y vivido hasta el último momento que tenemos algún hálito de vida? ¿Acaso no merecemos tener siempre viva la mejor de las imágenes de nosotros mismos?

Pareciera que nuestra participación en esta vida tuviese que estar forzosamente signada por una entrada en escena gloriosa (el nacimiento) y una salida de ésta triste y opaca (la muerte). Todo lo contrario a un desenlace teleológico.


martes, 12 de julio de 2011

De la vastedad de las cosas



No hay nada
y sin embargo a mi alrededor
me veo interpelado por todo...
¿Por qué será?

Ellos no me ven
y sin embargo conocen o creen conocer
cada expresión de mi rostro...
Me pregunto porqué será...

Me cristalizo
y sin embargo soy capaz de evaporarme
hasta no dejar rastro de que alguna vez estuve...
¿Y esto por qué será?

Protagonizo mi escena
y sin embargo puedo llegar a pasar desapercibido
porque por unos instantes deseo ser etéreo...
Y por esto también me pregunto un porqué será...

Dame tu mundo
a cambio de una lágrima mía...
Y sé que no terminará por bastarme tu mundo
y querré que a ti te baste mi sola lágrima...
Y como no te baste
desataré sobre ti toda mi ira
como una trenza que se desenreda
ante el paso de un implacable peine...


domingo, 10 de julio de 2011

Desde Rusia con amor



Sé de la soprano rusa Anna Netrebko (1971) desde hace ya unos buenos años. Al inicio su voz no me sorprendía lo suficiente como para poder escribir sobre ella, pero no puedo negar que no refutaba cada ocasión de poder escucharla cantar. Su voz me parecía interesante, y si a eso sumamos su belleza física, quizá ya mayor deleite para un melómano, amante de la ópera, ya no haya.

Últimamente he dedicado buenos minutos de algunas de mis mañanas en escucharla cantando algunas de mis arias favoritas, como el vals de Musetta Quando me'n vo de La Bohéme de Puccini, el Pie Jesu del Requiem de Lloyd Webber o la no menos dolce e nobile Canción a la luna de la ópera Rusallka de Dvorak. Ciertamente una delicia disponer el oído y sentirla dominar con buena técnica cada nota, cada frase y cada acuto de estas páginas.

Netrebko, por ejemplo, demuestra calidad interpretativa sobre el escenario, como cuando canta el Quando me'n vo y despliga la sensualidad propia del personaje de Musetta y que derrocha al cantarle a su atormentado amante Marcello: http://www.youtube.com/watch?v=AAgLymJcNxE&feature=related Su interpretación es digna de aplausos porque deja ver un claro conocimiento del personaje que en ese momento recita. A esto indudablemente se le suma cada una de las impresiones que le da a las notas que canta, conviertiendo su canto en una melodía lo suficientemente toccante como para poder sentirnos seducidos. No encuentro punto de comparación con ninguna otra recitazione a no ser la de la italiana Eva Mei (1965) de la que me enamoré escuchándola en la misma producción, La Bohéme, al lado de otros cantantes como Andrea Bocelli y Barbara Frittoli.

Con el canto sacro Netrebko también da muestra de una límpida línea vocal, y esto se aprecia cuando comienza con tenera dolcezza a cantar el Pie Jesu: http://www.youtube.com/watch?v=YAC9vJr--Us Esta página adquiere la debida solemnidad, logra un estupendo livello de intimismo y entonces uno puede sentirse como transportado a una esfera etérea, dulcificante. La soprano rusa consigue armonizar perfectamente su canto al de la mezzosoprano que le acompaña y hace la seconda voce. Hacia el final de los pocos minutos que dura esta aria podemos contemplar con satisfacción un producto musical bien logrado, una interpretación limpia, fija y con esplendor.

Volviendo a la ópera, el campo por excelencia del despliegue vocal de la Netrebko, tenemos un tema que no podría serle más propio que cualquier otro. Hablamos del Canto a la luna, de la ópera Rusallka de Dvorak: http://www.youtube.com/watch?v=z9L7Djerrg4 Lo que hace especial esta recitazione es que está escrita en ruso, y es aquí donde la soprano puede hacer gala de una perfecta dicción y pronunciación cantada de su lengua materna. Sumado a esto está el dramatismo que le imprime, que se corona con ese agudo final decorado tan queridamente con la orchestrazione que consigue crear un clima de sobresalto.

Finalmente, y esto sí fue en verdad una sopresa para mí, está su ejecución de Lucia di Lammermoor en la ópera del mismo nombre compuesta por el compositor italiano Gaetano Donizzetti. Precisamente he quedado maravillado con su intervención en el famoso sexteto, una de las principales joyas de la ópera, Chi mi frena in tal momento: http://www.youtube.com/watch?v=9Ghb8sjV734 Canta una buena Lucia, angustiada por la fatalidad de su unión interrumpida con el hombre que ama, Edgardo. Un personaje que si strugge lo suficiente como para mortificar al espectador a un punto tal que podríamos calificar de catártico en su más acabada expresión.

Recomiendo -claro, a quien todavía no lo haya hecho- seguir la evolución vocal de la soprano rusa Anna Netrebko. Tiene mucho más que dar y más aplausos que robarle a un público que rimane a bocca aperta escuchándola cantar. Desde la lejana Rusia nos llega una voz que, como ya dije, es sencillamente dolce e nobile.

lunes, 27 de junio de 2011

Siempre es amor



Reflexiones de un trasnochado


La elección del amor es una elección racional. Es un acto pensado con sensatez que no puede ser resultado de la improvisación y debe basarse en un auténtico sentimiento que sea recíproco. Tal reciprocidad se da cuando comulgan la elección racional de dos personas que confluyen en un solo momento y espacio y creen que lo más oportuno, inteligente y sensato es andar, recorrer un camino juntos.
Hay un toque mágico que se percibe, se escucha y ve cuando llega la hora del amor. Este toque mágico te dice que ha llegado algo especial y que es sentido por dos a la misma vez. Si ello no pasa no podemos hablar de una oportunidad de amor. Hay solamente una expectativa que no consigue enlazarse a otra. Esta expectativa fracasa pero no degenera en una ilusión mayor que, en el imposible caso de no ser materializada solamente acarrea un profundo dolor.
Amar es cuestión de tiempo, definitivamente.

*

Es increíble ver cómo es que cada persona que llega a nuestra vida lo hace porque viene a cambiar algo en específico de nosotros. Entonces uno piensa que las casualidades o las coincidencias no existen y que lo que hay son las grandes revelaciones del destino que nos dicen que ya teníamos un rol preestablecido y que con el favor del tiempo va cumpliéndose poco a poco.
Estas personas, así, no llegan en vano a nuestras vidas. Juegan un papel importante en nuestros días, comparten una lección de vida a nuestro lado y definitivamente imprimen la huella de su paso en nuestro carácter y temperamento. De este modo terminamos siendo la resultante de nosotros mismos más el fruto y legado de quienes un día decidieron acompañarnos con una mirada, con una sonrisa y una palabra. Si hacia el final del recorrido de nuestra vida esta sumatoria de legados nos hace mejores o simplemente buenas personas entonces se puede decir que ha valido la pena haber vivido.

*

¡Dudo! No me gusta dudar, y mucho menos me gusta pensar que mis dudas pueden tener asideros lógicos y reales sobre los que estas dudas se asientan y pueden ser.
También temo... Temo salir herido, y temo que me dañen... Que me estropeen...
Puedo llegar a temer tanto y no saber a quién recurrir para pedir ayuda.

*

Cuando te matan la magia por algo ya luego es difícil querer empezar de nuevo como si nada hubiese pasado. Creer en un proyecto sentimental es una de las cosas más bellas que me han pasado. Creer que puedo ser feliz al lado de alguien, también, sobre todo cuando se comparte algo más que un café, una buena salida o unos cuantos besos.
Después de la soledad volvió la posibilidad de creer en algo y en alguien y fue hermoso. Literalmente, me volví a sentir vivo y a ver cómo cada una de mis acciones se inspiraban por un nombre.

domingo, 19 de junio de 2011

Se llamaba Rolando...


Hace dos años que no le celebro a nadie el día del padre. Mi padre, Rolando, murió y desde entonces empecé un largo camino por traer nuevamente a mi memoria los buenos momentos que viví con él. Empecé a sanar las heridas y a comprender lo que las personas buenamente podemos dar en ciertos momentos de nuestra vida de acuerdo a las circunstancias que nos tocan vivir.

Ahora vuelvo a postear lo que solamente un par de horas después de muerto mi padre quise escribirle. Es una manera de recordarlo hoy que no lo puedo abrazar.


Adiós, papá

Hoy habría tenido que escribir un nuevo post dedicado a mi madre, claro está, porque mañana domingo es día de las madres. Pero no... Ahora escribo uno para Rolando Coronado, mi padre, que hoy dejó de existir a las 04 y 20 de la tarde en la sección de Emergencia del Hospital Rebagliati. Un maldito tipo de cáncer llamado Linfoma no Hodgkin -que lo atacara por primera vez hace aproximadamente 10 años- hace tan sólo un par de meses reapareció en su organismo, pese a los rigurosos controles a los que desde entonces asistió y tras aquellas sesiones de quimioterapia a la que iba acompañado de mi madre, la cual nunca dejó de ser su esposa pese a que por aquellos años ya el matrimonio que llevaban no fuera el más "ideal" posible, y lo siguió acompañando aún cuando ya se habían separado y no vivían juntos.

Sin embargo, ese mismo linfoma rebrotó y terminó por acabar con su organismo hasta debilitarlo y hacerlo presa de cualquier enfermedad oportunista que hoy, sábado 09 de mayo de 2009, se llevó a mi padre.

Apenas hace más o menos una semana, el viernes 01, mi padre había sido dado de alta, tras haber ingresado por segunda vez, en no menos de quince días, internado al Hospital Rebagliati, para someterse nuevamente a esas implacables sesiones de quimioterapia que supuestamente habrían acabado con las células malignas del cáncer que padecía, pero que simultáneamente, le exterminaban las defensas de su organismo, el organismo de un hombre de 67 años, edad que por su semblante amable no aparentaba.

Estuve siempre pendiente de todo este último proceso por el cual pasó, llamándolo todos los días, enviándole mensajes de texto al celular, yendo a visitarlo con frecuencia, viéndolo y conversando con él, abrazándolo con intensión al saludarlo y al despedirme y deseándole la pronta recuperación.

Nos habríamos tenido que ver hoy a las 6 pm en casa de su hermana donde había decidido pasar la convalecencia. Pero no. Tuvimos que vernos desde ayer viernes 08 y hoy sábado 09 en el mencionado hospital.

El día jueves lo llamé y terminamos de concertar el encuentro que se habría dado hoy en casa de su hermana. Le insistí que solamente íbamos por él y que no era necesario que su hermana ni su marido preparasen algo como un lonche para ofrecernos. No era idea ni mía ni de mi hermano incomodar. Mi padre insistió con esa voz espontánea que tenía y me dijo que no era un problema, que vayamos nomás y como visitándolo tomásemos tal lonche. Tal lonche, el que habría sido el último, no lo tomamos jamás.

Ayer viernes lo llamé por la mañana (sabía que tenía cita con el cardiólogo; lo había ido a acompañar mi mamá) pero ya no escuché su voz espontánea. Hablaba con dificultad. Ese día había amanecido con fiebre alta y temblaba al punto de no poder sostener un vaso en la mano (supe esto tras hacer un par de llamadas que me decían su verdadero estado; él, esa vez por teléfono, no me había dicho nada. No quería preocuparme... Ay!, papá...).

Regresé a casa y recibí la llamada de mi madre que me decía entre llanto que fuese inmediatamente a ver a mi padre a la Emergencia porque estaba contando sus últimas horas, y que le comunicase esto a mi hermano. Perdí el apetito, no almorcé y salí de inmediato al hospital junto con mi tía Ely (en adelante sólo me referiré a ella únicamente como mi tía porque considero que más tías como ella no tengo). En el taxi no sabía qué pedirle a Dios: o que salvara a mi padre nuevamente como lo hizo hace 10 años o que le procurara una partida lo menos dolorosa posible. Yo, así, lloraba en silencio.

Cuando conseguí verlo rompí en llanto, un llanto desesperado al ver a mi padre postrado en una cama, semi-consciente/semi-inconsciente, y con un aspecto bastante penoso. La muerte empezaba a llevárselo y no habían oraciones a Dios que pudieran dilatar por más tiempo que nos dejara.

Minutos después llegó mi hermano y ambos lloramos juntos, al lado de mi madre y de mi tía... Yo no me cansaba de tomar su mano derecha casi inerte, de verlo y llorar y de besarlo en la frente cada cierto tiempo.

De cuando en cuando le hablaba con voz fuerte para que me escuchase. Él consiguió percatarse de la presencia de todos los que estábamos a su lado. Luego volvía a adormilarse.

Terminada la hora de visita, y siendo tan restringido el acceso sin permiso a la sala de enfermos, todos regresamos a casa excepto mi madre, que estaba decidida a acompañarlo toda la noche en caso se presentase algún inconveniente. Sin embargo, todas las impresiones del día le pasaron una breve factura a mi madre esa noche, que pensando entrar por emergencia fingiendo sentirse mal, terminó internada por encontrarse efectivamente con una ligera alteración nerviosa (bueno, no creo que haya sido tan ligera puesto que a las finales terminó internada). De esto nos avisó a las 3 de la mañana de hoy sábado. Más problemas...

Cuando amaneció, y apenas terminamos de alistarnos, salimos nuevamente para el hospital, y por la mañana mi tía y yo conseguimos verlos a ambos. Mi madre ya más estabilizada, pero mi padre silenciosamente empeoraba.

Cuando lo fui a ver pudimos hablar. Bueno, él se comunicaba con cierta dificultad, pero se dejaba entender. Pidió a su hermana que le trajera un buzo que había adquirido días atrás y que lo preparaba para dárselo de regalo a mi madre por el día de las madres, así como un dinero que quería que se le entregara. Ambos gestos me demostraron que mi padre, hasta lo último, pensaba en ella, y en medio de su imposibilidad quería retribuirle y agradecerle por haber estado siempre a su lado, en las buenas y en las malas. Del lado de esa mujer y de sus hijos no debió separarse jamás...

Regresamos a casa con la idea de volver al hospital a las 3 de la tarde, hora de visitas, y así verlo nuevamente, y ver nuevamente a mi madre, estable como ya dije. Mi hermano ya había tramitado los pases y conseguimos entrar los dos. Obviamente nos preocupaba más mi papá, al que al volver a ver, me sumió más en la tristeza y la desesperación de sentirme tan inerme como para poder ayudarlo. Pero pude hablarle, aunque él ya no me escuchase -o no manifestara gesto alguno de que lo hiciese- y le dije lo siguiente:

"Papá, perdóname:

perdóname porque he podido ser un mejor hijo,
tú has podido ser un mejor padre.

Perdóname porque hemos podido querernos más,
estar más tiempo juntos, vivir más cosas.

Hemos podido jugar al ajedrez más veces
y conversar sobre las partidas de los jugadores más
renombrados, esas que te encantaba reproducir.

Hemos podido escuchar más ópera
e intercambiar opiniones sobre tus cantantes favoritos
(te encantaba el E lucevan le stelle de la Tosca de Puccini

en la voz de Franco Corelli).

He podido cantarte más y mostrarte mis avances
en el canto lírico. Me habrías vuelto a aplaudir con satisfacción.

He podido sugerirte más libros para leer
y así poder enfrascarnos en conversaciones amenas
como cuando lo hacíamos cuando leímos Cien años de soledad.

Hemos podido visitar más librerías juntos...

Hemos podido vernos más días a la semana,
y no tras plazos tan prolongados de a lo mucho un mes
y sólo contentarnos con una llamada telefónica.

Nos queda esta gran deuda que no terminamos de saldar...

Dios nos dio una segunda oportunidad hace 10 años
para mejorar nuestra relación padre-hijo e hijo-padre...
Lo hicimos, sí,
pero lo hemos podido hacer mejor.

Llegó a nacer una mayor confianza entre nosotros
pero no al grado de que te contara mis cosas más íntimas,
las que tuve que contarle a mi madre cuando tú no estabas...

Las cosas han podido ser en definitiva mejor ...

Pero algo sí te digo:
estoy orgulloso de haber sido tu hijo
y de que tú hayas sido mi padre.

Estoy orgulloso de llamarme como tú
y de llevar tu apellido: Rolando Coronado.

Te quiero mucho y te agradezco todo
lo que hiciste por mí y en favor mío y de mi hermano.

Has sido un hombre bueno con sus virtudes y debilidades,
pero, ¿quién no las tiene?

Nadie que te conozca jamás se ha expresado mal de ti
porque siempre fuiste un caballero,
un hombre honesto y respetuoso, tolerante...

Y si algún día llego a tener un hijo
te juro que también se llamará
Rolando Coronado:
Rolando como tú y como yo
y llevará nuestro apellido: Coronado,
un apellido que si ahora se ennoblece
es porque fue el tuyo, papá...

De corazón, perdóname
y gracias...

Después, ya sólo vino el fin...

Mi padre empezó a respirar lentamente y su pulso bajo ostensiblemente. Yo no podía contener el llanto. Se acercó un doctor o una doctora y dijeron que había que entubarlo para facilitarle la respiración (el día previo le habían hecho un cateterismo para ayudar a que su corazón bombeara). Yo corrí a la cama de mi mamá, siempre con mi hermano, y se lo dije ahogado en infinitas lágrimas. Ella pidió permiso para ir a verlo y así fue. Fuimos los tres por última vez a verlo y ahí nos despedimos de él con un beso en la frente...

Dejamos mi hermano y yo a mamá en cama nuevamente y salimos. Mi tía conseguía entrar a ver a ambos, pero sobre todo a mi padre.

Afuera, y dejando que el aire nos diera en la cara, mi hermano y yo esperabamos el fin. Minutos después mi madre me llamó anunciándome que mi padre había muerto. Yo volteé donde mi hermano, me abrazó, entendió mi llanto y lloró conmigo... Y lloramos la partida de nuestro padre.

Aún me cuesta creer que mi padre ya no está en este mundo y que no lo volveré a ver jamás. Quizá nos reencontremos en el cielo si es que éste existe. Yo quiero creer que sí, y que ese Dios de bondad, justicia, misericordia y amor lo acogerá como buen hijo suyo que fue. Porque si consiguió vivir 10 años más tras la primera aparición del linfoma, creo yo, fue gracias a que nunca dejó de creer en Dios y de aceptar con hidalguía la dura prueba que le mandaba. Esa fe le salvó aquella terrible ocasión y le permitió vivir 10 años más.

Mi padre ya no leerá este post, pero yo, con él, quiero rendir homenaje a su memoria y decirle que no lo olvidaré jamás, y pedirle que desde cualquier punto del cielo en el que esté, vea por mi hermano y por mí...

¡¡¡Cómo te voy a extrañar, papá!!!

domingo, 29 de mayo de 2011

La Tigresa del Oriente

Dame un besito
y luego un abracito...
Tendrás amor
y serás muy feliz.


Gracias a Youtube y a que hoy por hoy miles de personas tienen acceso a una computadora con conexión a Internet es que se puede tener una idea más clara (o al menos una idea) de quién es la Tigresa del Oriente, de su presunto talento para el canto y de su condición de figura representativa de parte de lo que es el Perú o de mucho de lo que son los peruanos.

Para empezar es necesario apuntar que la Tigresa del Oriente es la manifestación más exacerbada del mal gusto y de la carencia del sentido clásico de cualquier noción de lo que es arte. A esto es de sumar que, efectivamente, esta mujer no cuenta ni tan siquiera con las cualidades vocales mínimas que podrían calificarla de buena cantante o poseedora de una voz (ni digo un portento de voz, tan solo digo voz). Más allá de esto, la Tigresa del Oriente es la representación viviente de un clamor popular por querer exportar un cierto tipo de peruanidad basada en la improvisación de las cosas que, siendo grotesca y exótica, termina por convertirse en una fórmula exitosa, justo porque apela a conceptos no clásicos de la producción de un canon estético que porta consigo una etiqueta de exuberancia tropical que se tiene por propia de nuestro continente.

Así es como nace la Tigresa del Oriente y sus infames hits, los cuales alcanzan inesperados números de visitas por la web. A lo mejor y no todos son admiradores de esta imposible artista sino que en su buena mayoría son estudiosos del arte y la música que buscan comprender uno de tantos paradigmas bastardos de la producción estético musical.
No siendo poco lo anteriormente anotado como para fijar la certeza de que no estamos ante una artista, es de decir que esta buena señora cuenta con una imaginación caudalosa que la lleva a componer (si es que para el presente caso podemos emplear este término) una canción dedicada al país de Israel. No teniendo la más mínima idea de cómo es este país, nuestra jamás-artista se lanza a la aventura de musicalizar unas cuantas frases simplonas que en ningún momento describen a Israel. Es claro que a nadie se le impide dar rienda suelta a su imaginación. Si por ejemplo Agustín Lara le compuso una canción a la seductora Granada española, porqué no esta señora podría esbozar tres frases mamarrachentas honorando al país de David.

Aún con todo, la Tigresa del Oriente tiene éxito y aquellos con un obtuso sentido del arte alegan que si lo tiene es porque gusta, y si gusta es porque su "arte" es bueno. En todo hay también una importante cuestión de fondo: se califica de bueno lo que hace cuando se está desprovisto de las más mínimas nociones de lo que es arte y del mensaje que el mismo debería transmitir, de su compromiso intrínseco de formación del espíritu humano y de su acendrado rol en la ampliación de sus fronteras hacia una libertad que encamine al hombre hacia un encuentro con la condición inconmensurable de la vida. Si en el más fantástico de los casos pudiéramos justificar un trabajo "artístico" como el de la Tigresa del Oriente, definitivamente toda posterior defensa del mismo quedaría de hecho anulada al considerar que su "música" no porta ni mucho menos transmite un mensaje que tomar para la reflexión. ¡No hay nada!

Después de esto, no se vaya a creer que le tengo algún tipo de animadversión a esta mujer. Es solo que intento entender dónde radica su escandaloso éxito, el mismo que alcanza eco en muchos países de Latinoamérica. La invitan a numerosos programas televisivos a que "cante". Ella accede y cree en un talento que lamentablemente no tiene. Y si tiene uno es el de saber condensar y exponer esa condición de la peruanidad que referí al inicio de este artículo y darla a conocer al mundo: la improvisación de las cosas (en este caso de algo que quiere ser arte) que nace de contar con limitados recursos teórico-prácticos de lo que es la composición musical en su forma y fondo.

Cada quien es libre de hacer lo que quiera hacer siempre que con ello no le haga daño a nadie. Siendo piadosos ésta podría ser la más acabada de las alternativas que esta mujer que se hace llamar la Tigresa del Oriente tiene de aproximarse a uno de sus más preciados sueños de vida que de seguro la adversidad no permitió cristalizar y que solamente de esta forma puede reconciliarla consigo mismo, con un sueño y proyecto de vida alguna vez concebido. Recurriendo a esta alternativa se estaría redimiendo de una pesada carga personal y saldando la propias cuentas personales. Quizá una premura como ésta se hace más marcada cuanto más nos acercamos al ocaso de nuestros días y nos preguntamos qué hicimos con los años de nuestra vida. Si es así, entonces y por supuesto que es válido que uno, una noche, interrumpa sus quehaceres cotidianos y se disponga a iniciar una gran revolución personal por más que la misma ya no encuentre espacio en una agenda de vida que ya cuenta sus últimas páginas.


domingo, 15 de mayo de 2011

Forse, amore...



Dai!... Dimmi!... Chi sei tu?
Sono qua per te
ma forse domani no e lo sai.
Attendo una tua parola giusta
e sincera quanto unica
e invece e' soltanto il silenzio
a farmi ascoltare quello che tu
non vuoi dire.

Tutto attorno a te
sembra fatto di bugie che
si raddoppiano man mano che
i giorni passano e scopro con dolore
davanti a me la tua vera fattura.

Ed io, povero illuso
pensavo che tu fossi un dono
sceso dal cielo o portatomi dal mare
eppur sei solo un astuccio di incertezze
e di cose non ancora chiarite... Perché?

Nascondi a me i sentieri della tua mente
ed io credo qualcosa grazie ai tuoi si',
ai tuoi no
e ai tuoi "forse, amore"...
Ma si puo' cosi'?
Posso continuare anche io
a svelare le sfumature piu' svariate
del mio cuore e dell'anima mia?

Cerco di guardarti fisso agli occhi
e racchiudi ancor piu' i tuoi segreti.
Vedo tutta una notte
magari la piu' densa di tutte quelle
che abbia mai visto:
non mi dici nulla...

Vattene via di qua!
Apritevi cieli!
Son gia' otto mesi di attese
e di lacrime che asciugo da solo
e di parole dette al vento
che non ritrovano l'eco voluto.

A domani, finto amore...
E se tu sei reale semplicemente...
Rispondimi!
che per sempre non saro' a chiedere
un si',
un no
o un "forse, amore".


domingo, 1 de mayo de 2011

Forma y fondo

Leonardo da Vinci. L'uomo vitruviano.


Forma y fondo...

Nuestra vida es un proyecto
por alcanzar estas dos cualidades.
Forma y fondo
que se fijan, que fijamos
también con la participación de otros
y con la nuestra, claro.
Y entonces se nos da por hablar
de una esencia

y de la factura de nuestro ser.

Forma y fondo
que como una huella digital
nos hace únicos, inconfundibles
y ya nadie puede dejar de vernos.
Forma y fondo
que son una firma hecha
con un solo trazo, y así

irrepetible e infalsificable.
Forma y fondo que nos dicen:
¡éste eres tú!

lunes, 25 de abril de 2011

Una ola... Mil olas...



El mar tiene para nosotros muchas olas,
olas que podemos apreciar mejor o no
de acuerdo a la hora del día.

Desde la playa contemplamos sus olas
y tenemos que esperar la más propicia
para así poder entrar.
No podemos entrar al mar
con cualquier ola. Hacerlo es
algo insensato, ciertamente.

Y la hora del día... Juega mucho
en todo esto. De noche todo puede
ser más romántico, más íntimo
y entonces lo podemos creer bello.
Pero el día, aunque menos estético,
tiene algo que a la noche
en definitiva le faltará siempre: luz.
Esa luz que te deja ver
y te presenta las olas tal cual son.

¿Iremos casi a ciegas al encuentro
del mar y sus olas?
Veamos, pues... Si entramos así
nos podríamos ahogar...


domingo, 17 de abril de 2011

Aroma de flor


Esa flor
tenía un perfume noble, amable al sentido.
Algunos días
-menos que otros- vuelvo a pensar en aquel aroma
que paulatinamente
se va haciendo remoto, remotísimo...
Y entonces pienso
si en este inmenso Edén que es el mundo
algún día volveré a deleitarme con una fragancia similar.

Sé que hasta ese momento
habré tenido que afinar el sentido y así
no dejar de percatarme de las mil texturas infinitas
que esa flor de seguro tendrá.
Hago el esfuerzo de imaginar cómo será esa flor
que me ofrecerá esta gama de nobles aromas
y no consigo siquiera esbozar su figura
ni mucho menos alcanzo a ver su color.

A siete grandes pasos de ella
aún la pienso
y quisiera que fuera ayer para decirle
que hoy empieza nuestro futuro.
Ahora el ambiente inodoro no me ofrece

más que la posibilidad de querer imaginar
cómo será la flor que aún no tengo.

domingo, 3 de abril de 2011

¡Hablemos por Facebook!


Día a día veo que el número de lectores de mi blog crece. Sin embargo, ninguno de ellos deja comentarios a lo que semanalmente posteo. Podría sentirme de alguna manera contento porque cada vez crece el número de personas que se interesa en leer lo que escribo (y con ello no digo que de ese interés nazca la aprobación necesaria por todo lo que posteo).
También podría ser que algunos de ellos lleguen a mi blog de casualidad y simplemente no les interese su contenido e inmediatamente abandonen la visualización del mismo. Aún no lo sé del todo.

Hasta la fecha y a raíz del blog he podido hablar con personas de otros países como España, Inglaterra o Colombia que me han alcanzado sus apreciaciones sobre lo que escribo. Ahora, con el interés de poder conocer la opinión de un número cada vez mayor de personas que leen o simplemente acceden a mi blog y lo visualizan es que dejo mi cuenta en Facebook invitándolos a tomar contacto conmigo y así poder conversar un poco más al respecto:

http://www.facebook.com/rolando.coronado

Todas las opiniones y apreciaciones serán bien recibidas. Soy un convencido de que solamente socializando nuestras ideas sobre las cosas es que podemos hacer que éstas tomen dimensiones todavía mejores.


domingo, 27 de marzo de 2011

Cuando la gente se pierde



Se me fue con el sol
sin hablar, sin un adiós...
No recuerdo ni su cara ni su voz...

Miriam Hernández. Se me fue (1993).


La gente se pierde. Las personas se pierden de nuestras vidas cuando menos lo imaginamos. Esto va sucediendo poco a poco. Ellas dejan de tener presencia en nuestras vidas y finalmente llega un día en que ya han dejado de sernos familiares. Sus rostros nos son ajenos y si pensamos volver a verlos no encontramos más la necesidad de reencontrarlos. Ya para entonces es tarde porque también nosotros nos hemos perdido para ellas.

De una u otra manera es triste que la gente se pierda de nuestras vidas. Las personas se pueden perder por diversos motivos: el trabajo, los estudios, los compromisos o problemas personales, pero la mayoría de veces estos son solamente los pretextos de los cuales se valen para justificar su salida de nuestras vidas. ¿Y qué le vamos a hacer? No son válidos los reproches, simplemente se asiente y se les deja ir, tal como un día llegaron.

No es válido lamentarse en ningún sentido. Sin embargo, aquí la madurez se deja ver y entonces vemos qué tanto echamos de menos la partida de aquellos que ayer compartieron nuestras vidas. El lamento es mayor cuanto más aferrados estamos a ellos. Todo pasa en esta vida, incluso las personas, y es parte de algo que se llama ley de la vida dejar partir lo que no es enteramente nuestro. La capacidad de saber renunciar a quienes estuvieron a nuestro lado es necesaria porque de otro modo nos acarreamos sufrimiento y ansia que en el peor de los casos deberíamos solamente permitirnos tener con la ausencia de nuestros verdaderos seres queridos.

Algunas otras personas se pierden de nuestras vidas porque las invitamos a hacerlo o porque simplemente les creamos una situación en la que lo único que puede quedarles es perderse. Esas personas deben perderse porque no nos acompañan como dicen que lo hacen. Es más, cuando no lo procuran podemos percatarnos que estamos solos aunque a nuestro lado haya alguien. Así, ¿qué más da que ya no estén a nuestro lado si impostan su interés por nuestros problemas? Son personas deleznables y con el tiempo ni siquiera se les extraña.

No hemos venido al mundo acompañados por nadie ni nos iremos de él asistidos por alguien. Caminar solo el sendero de nuestras vidas es una tarea difácil, pero definitivamente vale la pena caminarlo por las miles de sensaciones nuevas y ricas que nos depara y que le terminan de dar sentido a la misma. Caminarlo al lado de alguien, de los amigos, del enamorado, la novia o la pareja es bello pero si no están allí no podemos perder la fuerza para seguir adelante. ¡Eso jamás!

Disfrutar de la propia soledad y de la propia compañía es algo para lo que la sociedad no nos prepara. Nos hace temerle, impelerla lejos de nosotros y al contrario, nos ofrece buscar al otro. Si efectivamente este otro puede complementar nuestra vida lo cierto también es que nosotros debemos trabajar en nuestra soledad y desde nuestra intimidad por ofrecerle a ese otro nuestro buen complemento, y ello es un proceso que no se logra de la noche a la mañana. Es como el advenimiento de una flor: ésta necesita forjarse para ser bella, buena y verdadera, pero se debe esperar para gozar del poder contemplarla.

Se van los que se tienen que ir porque no son útiles en nuestras vidas, y permitirles la partida es una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestra propia salud emocional. Le ceden un espacio a otros que en su momento jugarán un rol especial al lado nuestro y escribirán con nosotros un nuevo capítulo de vida. Entonces ¿por qué estar tristes?

La mejor alternativa es predisponer nuestro cuerpo, corazón y mente a lo vendrá/a quien vendrá y sonreír por la partida de quien no puede contribuir a más por nuestro desarrollo personal. Si la gente se pierde es por algo y en ciertas ocasiones es mejor no salir a buscarla.


miércoles, 23 de marzo de 2011

El encuentro de una flor


I

¿Por dónde voy? ¿Quién me va a encontrar?
He visto la senda recorrida
y las huellas de unos pasos caminados...

No sé aún si me he perdido,
quizá me estoy buscando y no me encuentro
tal vez alguien me clama y no me halla...

Ser feliz, ser no-feliz
y estar semi-triste o semi-tranquilo por ser o no serlo...

Puedo ver cómo me sofoca la no-compañía
y como ésta se hace mi mejor amiga día a día...
La penumbra que veo
y me rodea cada vez es menos oscura.

Hay un jardín que se está formando
las flores mías ya van creciendo una a una
y quiero no esparcirlas sin pensar en el espacio
en que dejo un rastro de mi paso.
¿Me ayudas a dejarlas donde debería?
Mis flores son bellas, únicas
y no muchas...


II

Una flor
no nace de la noche a la mañana
aunque un día al despertarnos al alba,
muy temprano,
ya la encontramos radiante para nosotros.

Una flor
toma su tiempo en llegar a ser flor
y no se desespera porque sabe que hasta ser flor
y poder deleitar la vista de los demás
debe con paciencia prepararse...
Vivir un tiempo de espera.

Necesita desarrollar una esencia
y una fragancia y una forma y un color...
Un tamaño, una extensión.

Sus espléndidas cualidades
se forjan poco a poco
y no se improvisan por más deseos que la flor
tenga por ser tal y querer nacer.

En medio de uno de los silencios más bellos,
un silencio que atestigua como se forja su belleza
se rinde testimonio de este proceso necesario
y el silencio nunca apremia a nuestra flor
a nacer antes de tiempo.

Y un día una espera como ésta
acaba sin darnos cuenta...
Cuando la flor ya es flor solo admiramos su belleza
y solo pensamos en el milagro
de que estuvo ahí para nosotros desde siempre...


viernes, 18 de marzo de 2011

Dicono sia facile fare nuove amicizie



Dicono sia facile fare nuove amicizie,

ma poche resistono alle prove della vita,

spesso spariscono al primo alito di vento

ancor prima che si scateni la tempesta.


Altre si nascondono,

aspettando che torni il sereno

lasciandoti proprio quando ti servirebbe un aiuto.

Quelle che si salvano si riconoscono nel tempo,

crescono ad ogni bufera,

si rinforzano ad ogni battaglia,

ti rimangono fedeli in ogni situazione,

incoraggiandoti, sostenendoti, spronandoti.

Sono quelle che asciugano le tue lacrime,

ti fanno ritrovare il sorriso,

e danno un senso alla tua vita.


Sarà il tempo a temprare le amicizie,

con il tempo capirai chi è importante,

chi non lo è mai stato,

chi non lo sarà più,

e chi invece lo sarà per sempre.


Liana Pivetta.

domingo, 13 de marzo de 2011

Frente al mar



Japón pasa por uno de sus peores momentos: el terremoto de 8.9 grados en la escala de Richter y posterior tsunami que sacudieron la costa noreste de la llamada Tierra del Sol naciente han sembrado la devastación y la consiguiente desolación en toda una nación que aunque próspera hoy llora a sus muertos y busca a sus desaparecidos con vehemencia.
Nos olvidamos por un momento que Japón, pese a ser una de las naciones más poderosas del mundo es igual de vulnerable como cualquier otra ante los embates de la naturaleza, que en ocasiones como ésta nos muestra toda su furia y poder, con lo cual reitera que por más que el hombre haya intentado dominarla a sus intereses por cientos de años ésta siempre podrá, de un solo manotazo, derribar todo cuanto haya construido, y obligarlo a levantar de nuevo lo que ya había hecho.

El viernes 11 de marzo de 2011 se inscribe así en un record fúnebre de fechas en las que la humanidad entera se conmovió ante la pérdida de tantas vidas humanas y la destrucción de la obra del hombre, una obra cuya pérdida, en el caso del Japón, se lamenta todavía más considerando el espíritu emprendedor y trabajador de su pueblo milenario. Sin embargo, Japón no tardará en levantarse de en medio de sus escombros, le ayuda su adelanto tecnológico y su poderío que recae en la organización y buen aprovechamiento de sus recursos, muy a diferencia de la pobre y marchita Haití que hasta ahora no se recupera de una experiencia similar vivida ya hace más de un año.
Tras el terremoto se expandió la alerta en todos los países con costas hacia el Pacífico del avance del tsunami y su eventual repercusión. Esa misma alerta se reprodujo en nuestro país, y las reacciones ante la llegada del mismo fueron de lo más diversas que no han hecho otra cosa que revelar la poca madurez con la que algunos peruanos todavía hoy por hoy responden ante un evento como éste.

El tsunamí tocó las costas de la norteña Talara a las 7.50 pm de aquel fatídico viernes. A las 8.15 pm pasó por Chimbote y a las 9.38 pm llegó al Callao. La expectativa ante su marcha era generalizada, y muchos temían lo peor. Durante todas estas horas cundió en nuestro país el alarmismo y hubo una campaña exagerada de las autoridades frente al paso del tsunami y las improbables olas de gran altura que habrían podido sacudir nuestras poco estéticas costas peruanas.
Particularmente yo he quedado sorprendido por las reacciones de la gente, que como anotaba líneas arriba han sido de lo más diversas. Me han provocado entre indignación, asco y luego pena al ver la pequeñez intelectual, la falta de solidaridad y sobre todo la poca sensibilidad ante una desgracia que si bien ha ocurrido en el otro extremo del mundo no por ello nos libera de la reflexión oportuna, de la evaluación de lo sucedido y de cuestionar nuestra eventual capacidad de respuesta ante un embate como éste en caso de suceder.

En líneas generales podría decir que las reacciones que he podido reconocer en este primer fin de semana han sido las siguientes:

1.- La indiferencia: pasa que algunas personas, si bien han conseguido enterarse de lo sucedido, no han buscado informarse un poco más al respecto, y ello seguramente pensando que como no sucedió en nuestro país no amerita mayor preocupación. Simplemente se han podido conformar con creer que saben qué es lo que aconteció y basta.

2.- La irresponsabilidad riesgosa: algunos otros han hecho caso omiso a la alerta de las autoridades de evacuar las costas peruanas, sus playas y balnearios ante el paso del tsunami que pudiere haber causado daños. Si bien estas olas no tuvieron la altura que se esperaba ni avanzaron tanto costa adentro lo cierto es que la alerta se debió respetar de modo irrestricto, pero algunos prefieron irse a sus casas de playa, otros a acampar o a surfear, al punto de que la policía tuviera que intervenir e invitarlos a irse como medida de precaución.
¿Pero es posible que la gente pueda querer arriesgar su vida de esta forma? Definitivamente es una actitud producto de la ignorancia y de la poca capacidad para respetar las indicaciones de las autoridades.

3.- La curiosidad insensible: otras personas se apostaron desde las primeras horas del ocaso de ese viernes en algunos puntos "estratégicos" de la ciudad esperando ver la llegada del tsunami. En distritos como Chorrillos, Barranco, Miraflores y San Isidro -colindantes con el mar pero no a nivel del mismo- la gente se sentaba con cámara fotográfica y filmadora en mano a ver qué olas eran las que nos traía el tsunami japonés. Uno de estos principales emplazamientos fue el siempre snob centro comercial de Larcomar en Miraflores, y a estos compatriotas se sumaron algunos turistas que obviamente no habrían querido regresarse a sus países sin llevarse un video que colgar luego en Youtube sobre el tsunami llegado al Perú. Ésta es una de las reacciones más indigantes que haya podido apreciar. Hay en ello un ansia morbosa por querer contemplar la desgracia, una expectativa insana por apreciar la novedad. Y en medio de todo se remarca la escasa solidaridad con quien sufre por más que se encuentre a miles de kilómetros de nosotros.

4.- La oportunidad de aprovechamiento: ésta es una de las reacciones vistas que más asco me ha causado: el paso del tsunami se dejó sentir con olas de mediana intensidad que bañaron pistas colindantes, como las del famoso circuito de playas de la Costa Verde en Lima. Parece ser que ya avanzada la noche de aquel viernes y empezada la madrugada del sábado 12 el mar consiguió agitarse más de lo normal y varó decenas de peces en las playas. Al amanecer algunas personas fueron a recogerlos y así resolvieron el problema de qué preparar para el almuerzo de la semana.

5.- La exagerada respuesta "solidaria" y "preventiva": algunas personas consideran que hacer el bien y publicar que lo hacen les traerá beneficios de algún tipo, sobre todo les dará un buen nombre y remarcará su buena reputación como personas de bien preocupadas por el infortunio ajeno. Desde el viernes por la mañana leía cómo algunas personas decían que habrían comenzado el rezo de plegarias y rosarios por los muertos, desaparecidos y damnificados del desastre de Japón. Hacerlo si se tiene fe por supuesto que no está mal. Acompañarlos espiritualmente siempre es bueno, y dice mucho de cuán solidario se puede ser, ¿pero publicarlo para que otros sepan que estás rezando? Eso es lo menos cristiano que se pueda hacer: esperar de una u otra manera reconocimiento por elevar tus oraciones por otro.
Asimismo, otras personas consideraban oportuno dejar de ir a estudiar o a trabajar hasta que "definitivamente" la alerta pasara. Esto sí que es exagerado... ¿Acaso se procedió así cuando el terremoto en Chile de febrero de 2010? En ese momento pudimos temer alguna réplica sísmica o posible tsunami considerando que colindamos con este país, pero ahora que el terremoto ha ocurrido al otro lado del mundo y que el tsunami ya ha pasado ¿debemos seguir con pseudo medidas preventivas de este tipo?

Con todo esto, el tema que nuevamente se anota en la agenda de discusión nacional es preguntar:

- ¿Qué tan preparados estamos para enfrentar un sismo de una magnitud similar?
- ¿Cuáles son los niveles de concientización y organización ciudadana al respecto?
- ¿Qué nivel tiene nuestra cultura de la prevención de desastres aparejados a un sismo y nuestra capacidad de atención a los demás frente a una eventualidad como ésta?
- ¿Qué tan sensibilizados estamos respecto al tema?
- ¿Cuál es la capacidad de respuesta del Estado? ¿Sería la misma que aplicó con el sismo que azotó la zona de Ica, Pisco y Nazca en julio de 2007?...
... Si fuere así entonces no me quedaría más que sentarme frente al mar y esperar a que las olas me lleven consigo.