domingo, 8 de abril de 2012

Como una trenza que se desenreda

  

Ya no tiene color
y sin embargo resplandece
en sus ámbitos dinámicos, naturales.

Ya no tiene sonido
y sin embargo su nombre
repercute en mis oídos
como la imposible melodía que ahora es.

En mi tiempo ha dejado de existir
pero aletea y se cirne en otros espacios
a los cuales
ya no quisiera acceder. No me lo permito...

Y su sonrisa impertérrita
que taladra mi solemne serenidad
me mueve a aborrecer un punto en común
que entrelazó dos senderos algún día.

La trenza ya estaba desenredada
por un implacable peine
y no lo recordé entonces...
Fluía ya un reguero de contradicciones
que coronaron la caída del sueño.

Era bueno
y un deseo se ha perdido
que cuando asido, preso entre mis manos
y sin escapárseme por entre los dedos
me coronaba tu señor... Hoy no lo soy...

Un nuevo algún día
es el punto de cierre que sin embargo abre
un hola, cómo estás de mañana, o de pasado mañana.
Yo, en tanto, fingiré que no te detesto más.