lunes, 6 de febrero de 2012

La hoja al viento



La hoja al viento es tan frágil que poco puede contra él, que sopla con fuerza y la doblega a cumplir una voluntad que no termina de comprender. Muchas veces la hoja, descolorida por el paso de las estaciones, se pregunta cuáles son aquellos senderos por los que la lleva, débil a cada uno de sus arrebatos.

La hoja al viento puede llegar a cualquier punto, tocar tierra en cualquier parte y luego de simplemente caer quedarse quieta y confundirse con otras hojas que, como ella, también están descoloridas, hijas negadas a la redención de una primavera que ya no llega para ellas.

La hoja al viento, allí, al canto del camino, pasa desapercibida. Es vista como parte del escenario otoñal y a la que le corresponde no ser vista aunque se pueda saber que ella, ahí abajo, al canto del camino, está.

La hoja al viento alguna vez tuvo color, no siempre estuvo descolorida y marchita. Estuvo sostenida a alguna rama en algún buen arbusto, pero por la sucesión de los días y de los tiempos, terminó por caer pese a resistir. Hoy recuerda su utilidad y belleza... Hoy que se encuentra al canto del camino...

La hoja al viento no siempre estará al canto del camino, donde ahora se la puede encontrar. Se irá nuevamente, y es aquí donde no sabremos qué nuevos lugares conocerá. Pero irremediablemente se irá... ¡¿Qué destino milagroso podrá ser aquel que la vuelva a colocar en el puesto preferencial que alguna vez tuvo?! ¿Y que le devuelva el color que la hacía única?

La hoja al viento se deja llevar a donde va a morir el sol, a donde nacen las palabras y los silencios lo inundan todo. Desde aquellos parajes la hoja, ya libre del yugo implacable del viento, volverá a soñar con revivir, y también con la redención...