miércoles, 6 de junio de 2012

Compás de espera



Uno, dos, tres...
Y tomo aire.
Uno, dos, tres...
Y digo algo que sólo yo escucho
porque soy mi imposible
melancólica compañía.

Uno, dos, tres...
Y entonces sonrío.
Uno, dos, tres...
Porque no me está permitido
detenerme a ver a Eurídice
si en caso me sigue. No hay una así
buscando en mí a su Orfeo.

¡Me ven! ¿Pero cómo así?
Edifiqué la confusión
pero ésta no tiene una solidez que enmudece.
A mi pesar, la descifran. ¡Hay quién!
Me dicen el mañana
pero no saben mi nombre...
¿Qué poder, arcano, les consiente
saber el que soy o no soy?

Uno, dos, tres...
Y me lees.
Uno, dos, tres...
Y quisiera ser brisa de mar
e ir al encuentro del espacio, del tiempo infinito...
Esos que no conocemos...

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