sábado, 1 de mayo de 2010

¿Qué pasó con Baby Jane?



What ever happened to Baby Jane? que en español se conoció como ¿Qué pasó con Baby Jane? (1962) fue el título de la película producida bajo la batuta del director estadounidense Robert Aldrich (1918-1983) y que reunió entorno a ella a dos de las más grandes actrices de los años del cine dorado de Hollywood: Bette Davis (1908-1989) y Joan Crawford (1904-1977) y basada en la novela del mismo nombre de autoría del novelista Henry Farrell (1920-2006).

Se cuenta que en tanto fueron grandes estrellas de cine ambas rivalizaron ferozmente por acaparar la atención de los medios de comunicación de aquel entonces, una disputa similar a la que enfrentaron -por ejemplo en el ámbito de la ópera- las sopranos Maria Callas y Renata Tebaldi. Estas dos grandes luminarias del séptimo arte se disputaban la condición absoluta de divas de Hollywood. En ¿Qué pasó con Baby Jane? paradógicamente tuvieron la ocasión de protagonizar a dos hermanas separadas por el fervoroso odio que una le tiene a la otra, y fue aquélla la ocasión perfecta para que ambas -tras los parlamentos que debían decirse- se expresaran su más intenso rechazo y enojo.
¿Qué pasó con Baby Jane? nos presenta la historia de las hermanas Hudson. Jane, inmortalizada como Baby Jane conoció la fama y el renombre cuando niña al triunfar en el canto y el baile, al punto de llegar a popularizarse tanto que se tuviera que hacer muñecas con su rostro y nombre porque el público la requería con vehemencia. Con el pasar de los años, Baby Jane deja de ser una niña y empieza a perder su buena estrella. La fama le deja de ser favorable, aún cuando busca hacerse de una carrera como actriz. A la par, Blanche, que de pequeña vivió a la sombra de su talentosa hermana, se verá reivindicada por la vida cuando de adulta sí consiga nombre y fama como una brillante actriz de Hollywood. Para entonces, su buena estrella terminará de opacar el recuerdo de la que alguna vez fuera aclamada por el público: su hermana, la Baby Jane.

Sin embargo, la carrera de Blanche se verá truncada por un intento de atropello protagonizado tanto por ella como por su hermana Jane de manera bastante confusa: Blanche queda inválida tras fracturarse las piernas y desde ese momento deberá vivir bajo los cuidados de la hermana Jane, que si acepta convertirse en su cuidadora personal será solamente porque así podrá seguir manteniendo el tren de vida que siempre conoció gracias al hecho de vivir a expensas de la rica hermana Blanche.

Jane, convertida en una mujer alcoholizada y turbada mentalmente, en su inmenso odio por Blanche, se comprometerá a hacerle la vida imposible al culparla de haberle quitado el sitial que alguna vez tuvo. La mantendrá incomunicada y en permanente estado de ansiedad y temor, al punto de servirle animales muertos en las comidas, hecho que terminará por espantar a Blanche de no querer probar bocado alguno. Con esto sólo conseguirá el paulatino deterioro de su salud física al no contar con una debida alimentación. En su desesperación, Blanche buscará más de una manera de pedir ayuda y no conseguirá mayor éxito: las inoportunas y siempre puntuales apariciones de Jane se lo impedirán.

La locura de la Baby Jane será tal que no dudará en matar a Elvira, empleada doméstica de la hermana, que llegará a enterarse del real y lamentable estado de salud en el que se encuentra Blanche. Más adelante, Edwin, un pianista fracasado que llegará a contactar a Jane tras leer un anunio de periódico en la que ésta busca un pianista que la acompañe en el relanzamiento de su carrera, también conseguirá saber del verdadero estado de salud de Blanche, hecho que alarmará sobremanera a Jane al punto de hacerla huir a la playa llevando consigo a la debilitada hermana. Allí se producirá una asombrosa revelación: no fue Jane quien, envidiosa del éxito de Blanche, intentó arrollarla con el auto, tal como decía la versión oficial del accidente que truncó la gloria de ésta última. Fue todo lo contrario, ya siendo famosa pero aún guardándole cierto rencor por la postergación que le hizo pasar cuando niña, Blanche buscará vengarse de Jane al premeditar un accidente de auto en la que Jane sale bien librada, pero que le causa un daño irreparable a Blanche. Aprovechando la ocasión y la alcoholización de Jane, Blanche hará creer que fue su hermana quien quizo acabar con su vida, pero al saberla su tal, no querrá denunciarla por ello, mas sí condenarla a cuidarla por el resto de su vida.

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La riqueza de este film radica en la permamente atmósfera de inquietud que gira en torno a las hermanas Hudson. Ambos personajes están perfectamente delineados al punto de conseguir que el espectador llegue a comprometerse, con su propio temor, inquietud y ansiedad, con la trama de la historia narrada. No se puede estar ajeno al dolor y a la desesperación de la indefensa Blanche, que es presa de las consecuencias de aquel acto de insensatez que cometiera cuando joven y que seguramente habría deseado no llevar a cabo porque de esa manera se habría ahorrado posteriores años llenos de malos tratos, de indiferencia y de tormentos innecesarios. Empero, de ambos personajes, al menos a título personal, el que consigue trazarse de manera indeleble en la memoria del buen aficionado de cine es el que encarna Bette Davis al dar vida a la infame Baby Jane, y ello precisamente por el hecho de ser la mala de la trama.

Baby Jane sufre de una terrible nostalgia por el tiempo pasado que fue mejor, no resignándose a asimilar la idea de que el tiempo mismo fue el que se llevó la lozanía de la que gozaba cuando niña y que le acarreó la fama y renombre que la lanzaron al estrellato. No tolera no ser más quien fue y tener que vivir a la sombra del nombre de la hermana, a la que culpa infinitamente por haberla despojado de la gloria que alguna vez conoció. Demás está decir que es solamente la pura envidia la que lleva a Baby Jane a sindicar a su hermana como la responsable de su caída artística.

Por otra parte, al igual que Jane, Blanche alguna vez deseó ser una estrella y abandonar la penumbra en la que se encontraba al vivir soslayada por la fama y prestigio de su hermana. Pero era cuestión de esperar para que una mejor suerte le tocara y le hiciera conocer los éxitos que de niña tanto añoró. Sin embargo, lo que no deja de sorprender es que, habiendo alcanzado esa fama que por siempre deseó, orquestara un fallido accidente contra Jane. Por lo visto, pese a las luces del escenario y de las cámaras de filmación, Blanche aún guardaba rencor hacia Jane por los penosos años de infancia que tuvo que vivir, al estar despojada de un nombre y de todo ese seguimiento mediático que sí conoció Jane hasta abandonar los tiernos años de su infancia.

Jane es el más claro ejemplo de cómo las personas podemos llegar a concentrar en otra una aciaga responsabilidad gratuita de la manera más irracional y nociva. No le basta saber que en manos de terceros estuvo la decisión de no darle más cabida en el ámbito del gran cine. Como estos le quedan bastante lejanos a sus reales posibilidades de acción inmediata, sólo ve en la hermana -que para desgracia suya viera el nacimiento y florecimiento de su carrera durante los mismos años que la otra perdía toda fama- al único sujeto posible de hacerse depositario de sus odios y frustraciones.

Asimismo, Jane concentra todo ese odio en su hermana Blanche para así recordar día a día que hay alguien culpable de que ya no sea quien alguna vez fue, y con ello nuevamente caer en la repetición de que efectivamente en algún momento existió una niña bella reclamada por una gran audiencia y que se fue conocida como Baby Jane. Gracias a este mecanismo sado-masoquista, la Baby Jane consigue prolongar su vida de la manera más tortuosa que pueda existir, regresando a su pasado al volver a las fotografías que inmortalizaron dichos días de felicidad, pero que tras abandonar le causan hondo pesar y nostalgia, malestares que siempre buscará atenuar con la ingesta abusiva de alcohol y que la arrastrarán a la demencia más exacerbada.

La conducta de Jane, sin llegar a ser justificable y tan solo explicable, nos resulta -hacia el final de la película y cuando ésta cobra auténtico desenlace- como el producto de una serie de eventos tristes que pudieron evitarse con el recurso de la sensatez y de la asimilación y aceptación de los propios talentos personales de los que se posee. No siempre podremos ser quienes hoy somos. No siempre podremos vernos como hoy nos vemos. Baby Jane es el retrato más acabado de la resistencia tosuda que se puede poner contra el inexorable paso de los años; es el retrato de quien quisiera congelar la propia vida y reducirla a un periodo de la misma en que se fue grande, reconocido y bello.

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