Stefani Germanotta (New York, 1986) es más conocida en todo el mundo como Lady Gaga, una artista estadounidense completa en todo el sentido de la palabra, que deslumbra por su canto, su baile y su talento para la composición musical. Lady Gaga y su muy particular estilo tanto de canto como de baile y de presentación de los mismos es una suma de influencias de otros artistas que le precedieron en la escena, de la talla de Michael Jackson o Madonna.
Lady Gaga comenzó su carrera hacia mediados del año 2008 e inmediatamente consiguió el éxito esperado, llegando a vender alrededor de 12 millones de copias de su álbum debut titulado The fame, que causó furor con singles como Just dance y Poker face. Más tarde, hacia finales del 2009 lanza una segunda producción bajo el título The fame monster, con otros singles de gran éxito y calidad musical y visual como lo son Bad romance, Telephone y Alejandro, todos y cada uno de ellos devenidos sencillos nº1 en los rankings musicales de diversos países del mundo.
En lo que respecta a la producción y difusión de su imagen y estilo musical, podemos decir que Lady Gaga es una artista que se siente llamada a dejar con la boca abierta a propios y extraños: cada uno de sus videoclips y presentaciones así nos lo dice. Los peinados, maquillajes y vestuarios tan extravagantes y enigmáticos perfilan a Lady Gaga como un festival ambulante y perpetuo de contenidos y símbolos de lo que es, de lo que no es y de aquello que está por ser o dejar de ser. Detenerse a verla y a escucharla cantar es una invitación a pensar realmente en qué está queriendo decir. Es en verdad un desafío a encontrar las mismas imágenes que la artista vio y sintió a la hora de componer sus canciones y de elaborar una propuesta visual tan rica y alambicada con la que suele dejar pasmados a sus miles de aficionados y seguidores.
Es esto lo que me gusta de Lady Gaga: que encarna la excentricidad que miles de simples mortales como yo no podemos darnos el lujo de tener por vernos asidos a numerosos convencionalismos sociales que muchas veces no nos permiten elevar el tono de voz y denunciar aquello que "no está bien". En este sentido, Lady Gaga también ha hecho noticia al declararse mujer de causas filantrópicas, lo que la ha llevado a apoyar a diversas organizaciones y causas benéficas, entre cuyos protagonistas se cuentan las víctimas del terremoto de Haití y las mujeres que viven con VIH-SIDA. Asimismo, es abanderada preclara de la defensa de los derechos y las libertades de las mal llamadas minorías sexuales. Todo ello, sumado a sus cualidades artísticas la han consagrado como la cantante pop más exitosa de los últimos tiempos.
Respecto al contenido lírico de las canciones, Lady Gaga consigue abordar con singular maestría y originalidad temas que conciernen el sentir y pensar cotidiano de las personas, y expone las propias sensaciones y sentimientos de modo tal que más de uno puede caer en la cuenta que similares estados de ánimo alguna vez ha vivido. Por ejemplo, su canción bandera y principal caballito de batalla, Bad romance, nos habla precisamente de un romance malo que de todas maneras se quiere y se persigue. A lo largo del videoclip la artista canta el dolor de vivir un amor malo (si se quiere) y pese a ello buscarlo; pese a reconocer que es incluso un amor feo y descompuesto, lo reconoce como el amor. Al final tanto es su deseo de este amor que termina consumiendo en llamas al amante que la hace desdichada.
Es por todo ello y por muchas cosas más que Lady Gaga llama poderosamente mi atención. Por el momento ya no lo hacen artistas como Juan Diego Flórez o Andrea Bocelli, aunque no con ello pueda decir que he abandonado el género lírico que tanto sigo apreciando. Sin embargo, una semejante emoción de furor o de nostalgia me puede inspirar Bad romance de Lady Gaga que Chi'l bel sogno di Doretta de La rondine de Puccini cantada por Angela Gheorghiu. Es cuestión de modular el oído y escuchar contenidos similares expresados con estilos y palabras diferentes.
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